La noche del viernes, en el Aeroparque Jorge Newbery reinó el pánico y la incertidumbre cuando un avión de la empresa LATAM, identificado como vuelo 8138 que llevaba 174 pasajeros, y que había partido desde San Pablo, fue denunciado por una llamada anónima al call center de Aeropuertos Argentina 2000 acerca de una amenaza de bomba a los minutos de haber aterrizado a las 20, y otro llamado informó que otra aeronave también estaba involucrada en esa advertencia en lo que podría ser un posible ataque terrorista.
La noticia llegó rápidamente a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y decidió activar el protocolo de desactivación de explosivos. Con respecto al otro avión, el vuelo 1245 de Aerolíneas Argentinas que también había despegado desde Brasil, luego de lo sucedido fue desviado hacia el aeropuerto internacional de Ezeiza que había sido informado de la situación. Y a las 20.45, el avión llegó a su nuevo y forzado destino, mientras todos los equipajes, personas, y ambas aeronaves que debieron ser evacuadas, fueron revisados muy detenidamente para hallar los explosivos.
A su vez, LATAM emitió un comunicado en el que expresó: «Buenos Aires, 06 de octubre de 2023, LATAM Airlines Brasil informa que se ha recibido una alerta por supuesto aviso de bomba a bordo en el vuelo LA 8138 que hace la ruta São Paulo – Aeroparque. El avión de matrícula PR-XBM aterrizó en Aeroparque a las 20.00 hora local, sin inconvenientes. Todos los pasajeros y tripulación se encuentran desembarcando de la aeronave bajo supervisión de la autoridad. La compañía, en conjunto con las autoridades, ha desplegado todos los protocolos operacionales y de seguridad que se aplican en este tipo de situaciones para resguardar la integridad y bienestar de sus pasajeros y tripulación. LATAM reitera su compromiso con la seguridad como un valor intransable en su operación y entregará información a la mayor brevedad posible».
A pesar de que otros vuelos debían aterrizar tanto en Aeroparque como en Ezeiza en medio del operativo, se les avisó que podían aterrizar con total normalidad y no se vieron afectados por el protocolo. Y por otro lado, luego de una ardua búsqueda, no se encontró ningún artefacto sospechoso por lo que se llevó a cabo la conclusión de que todo se trató simplemente de una denuncia falsa.
Lucio Bonassin, 2°A, TT.