Si bien es un torneo medianamente «nuevo» estamos a 19 años desde su fundación (2004). Empezó como un torneo para chicos sub-16, pero luego disminuyeron el rango de edad a 15 años o menos. Se llegaron a disputar dos campeonatos seguidos, por única vez (2004-2005) y se juegan cada dos años. Es de los únicos torneos juveniles que invitaron a selecciones de otras confederaciones como Bélgica, México, entre otros. Sigue las mismas reglas que los demás torneos juveniles (Sub-20 y Sub-17)
El máximo ganador, es el rival de toda la vida, Brasil, el cual posee cuatro campeonatos y busca el pentacampeonato. La Argentina supo enfrentar tres veces en la final a los brasileños con un historial de dos veces pérdidas y solamente una ganada en 2017, por penales (Único campeonato argentino). Desde su invención estuvo en juego el ser campeón de dicha competición. En la edición de 2013 se implementó como clasificatorio para los Juegos Olímpicos de la Juventud y siguió hasta Buenos Aires 2018.
La implementación se dio para que los seleccionados sudamericanos que no alcancen dichas instancias, de poder ser campeones, puedan competir por otro logro. Sin embargo, a partir de 2018, todo cambió el sub-15 fue reemplazado por el futsal juvenil para la clasificación a los JJOO de la Juventud. Si bien era un torneo para el desarrollo juvenil sirvió para que los más chicos ya empiecen a tener rodaje en las selecciones de su país.
Desde el lado argentino siempre se dio la lección que, a las selecciones juveniles, no se iba a solamente ganar y ganar sino también a poder competir, a aprender y poder desarrollarse personalmente para la vida. La actual dirigencia de AFA y desde la selección mayor, con Scaloni a la cabeza, empezaron a bajar línea y a ser más estrictos con esto para todos los chicos.
Tomàs Espinoza, 2B TT.