Corría el año 1926 cuando se emitieron las primeras imágenes del invento revolucionario de John Logie Baird, en 1923: la televisión. En su época fue algo totalmente novedoso, por ser un tipo de tecnología avanzada. Al principio en blanco y negro, luego las transmisiones a color a partir de la década del 50 en Europa y posteriormente en el resto del mundo. A lo largo del tiempo sufrió diversas modificaciones, ya sea en su formato, alcance, tamaño de la pantalla, inclus,o ya más adelante en el tiempo, con la integración de Internet, resoluciones más nítidas y aplicaciones.
En cuanto al contenido, por ejemplo, en nuestro país muchos de los programas de TV tuvieron un éxito rotundo en los 90 y principios de los 2000 y 2010, casos como el de «Bailando por un Sueño» en espectáculos o «90 minutos de fútbol» en lo deportivo, entre muchos otros, supieron liderar las pantallas. Con el correr de los años, el contenido dejó de ser atractivo para el público en general, en parte por la falta de ideas creativas y novedosas para generar impacto y llegada, pero por otro lado hubo un motivo mayor: la llegada de las plataformas. Netflix, si bien inició en 1997, tuvo su punto de inflexión en 2013, y a partir de allí comenzó a crecer y a ofrecer un servicio distinto al de sus orígenes, ya no a partir de la venta de DVD, sino con contenido a partir de una suscripción mensual para ver series y películas. Otras plataformas que se sumaron son: Amazon Prime Video, Star+, HBO Max, entre otras. La mayoría comenzaron con un fin y un tipo de comercialización hasta llegar a su forma actual en la que se abona por mes y a cambio ofrece la disponibilidad de una alta gama de obras. Comercialmente, empresas como ESPN tienen una ventaja con respecto a otras. Star+ y el canal son propiedad de la misma compañía, e incluso en los programas se alienta a la suscripción de esta plataforma, que ofrece la visualización de la mayoría de los deportes y competencias, pero al mismo tiempo incluye una variedad amplia de series y películas. La TV suponía un problema, ya que se miraba lo que había, no estaba la posibilidad de elegir. Si bien las plataformas también son limitadas, no hay comparación en cuanto a lo que puede dar una y otra. En cuanto al artefacto en sí, alcanza simplemente con un celular o computadora con conexión a internet para poder tener acceso, y esto lo hace mucho más cómodo y accesible. El encendido de la tele en su mayoría tiene el fin de iniciar alguna de las plataformas ya nombradas, no para ver algún canal.
La pandemia fue otro punto de inflexión en todo este cambio, ya que durante mucho tiempo la gente tuvo que permanecer en sus hogares, sin la posibilidad de reunirse con otros. La circulación en las calles se redujo considerablemente y lógicamente el entretenimiento en el medio de esa caótica situación pasaba, entre otra cosas, por la distracción: según un informe desarrollado por Hootsuite y We are Social, entre enero del 2020 y 2021, 4660 millones de personas fueron usuarios de internet (crecimiento del 7,3% anual) además de un incremento del uso de las redes sociales, tanto en cantidad como en tiempo de uso.
Como en todos los inventos, hay épocas de éxito y otras de crisis, la competencia es una realidad y de alguna manera los reemplazos y/o alternativas sirven para ofrecer productos de mayor calidad en algunos casos, y a medida que se van sumando cosas las posibilidades y opciones para las personas crecen. Televisión, radio, cine, plataformas fueron alternando momentos y cambios. Cada uno tiene sus puntos positivos y negativos. En el caso de la TV, parece que llegó algo que la desplazó, pero lo cierto es que no se sabe qué es lo que puede ocurrir. La posibilidad de volver a recuperar su lugar está, pero también puede mantenerse en la misma situación que ocurre actualmente o bien seguir en caída hasta desaparecer. En un mundo consumista, todo depende del público, sus gustos y preferencias determinan las ganancias y en consecuencia las decisiones de las empresas.
Lucas Levy