Era una mañana normal en la ciudad de Nueva York, comenzaba un día nuevo, el World Trade Center se iba poblando de personas que llegaban a sus respectivos lugares de trabajo, un día más que empezaba en la vida de cada ciudadano norteamericano. Esa mañana del martes 11 de septiembre había vuelos programados que iban de un estado a otro, todo parecía muy normal, pero había cuatro aviones que marcaron uno de los días más tristes de los Estados Unidos y del mundo.
El primer avión fue un Boeing de American Airlines identificado como American Airlines 11, el segundo fue el United Airlines 175, el tercero el American Airlines 77 y el ultimo United Airlines 93. Todos estos fueron secuestrados por un ejército de terroristas que respondía a Al-Qaeda y al líder terrorista Osama Bin Laden. En total eran 19 árabes divididos en grupo de tres, 4 de ellos tenían el curso de vuelo aprobado, el mismo lo hicieron Estados Unidos y previamente habían estudiado toda la logística de cada compañía. Desde los movimientos del personal hasta el caudal de pasajeros que había día a día.
El American Airlines 11 fue el primero en ser secuestrado y estrellado; había salido a las 07:57 de la mañana desde Boston rumbo a Los Ángeles y fue tomado por Mohamed el-Amir Awad el-Sayed Atta, que fue identificado como el líder del grupo terrorista. Este avión fue el primero en impactar entre los pisos 93 y 99 de la torre norte a las 08:45 de la mañana y dejo 60 pasajeros muertos con los 5 terroristas incluidos.
El United Airlines 175 despegaba a las 08:14 de Boston con destino a Los Ángeles, el mismo trayecto que el anterior, mismo inicio y final. Marwan al-Shehhi había tomado el control de la segunda aeronave que a las 9:03 choque contra los pisos 77 y 85 de la torre sur, 18 minutos después del primer ataque. Aquí perdieron la vida 64 personas incluyendo los 5 árabes.
Luego de que ocurrió el segundo ataque, el presidente norteamericano George Bush estaba en una escuela de Florida y fue informado de lo que estaba sucediendo. Antes del tercer ataque, la Administración Federal de Aviación (FAA) decide frenar el despegue de los aviones en todos los aeropuertos del país. A las 9:30 de la mañana, el mandatario estadounidense decide dar su primer discurso, diciendo que tiene que volver a la capital del país por “un aparente ataque terrorista”.
Siguió el American Airlines 77, que partió a las 08:21 desde Washington hacia Los Ángeles; esta tercera nave fue tomada por Hani Hanjour; seguiría con el plan, pero sería estrellada contra el lado oeste del Pentágono a las 9:37 de la mañana, donde murieron 74 personas y los cinco terroristas.
El ultimo sería el Boeing 757 identificado como United Airlines 93, que despegó a las 08:43 desde Nueva Jersey con destino a San Francisco. El vuelo fue tomado por Ziad Jarrah y marcado como “el vuelo de la rebelión”, porque algunos pasajeros a bordo habían sido informados por teléfono celular de lo que estaba pasando en Nueva York e impidieron que Jarrah y los cuatro terroristas cumplan su objetivo. Los investigadores aseguraron que su destino final podía ser el Congreso, el Pentágono o contra la misma Casa Blanca en Washington. Finalmente, el UA 93 se estrello en un campo de Shanksville en Pensilvania, dejando un saldo de 64 muertos incluyendo a los 4 terroristas.
Los argentinos que murieron y los sobrevivientes
En el medio de las víctimas al ataque del WTC, hubo argentinos que perdieron la vida y otros que lograron sobrevivir al peor atentado de la historia norteamericana y mundial. Los fallecidos eran cinco y fueron identificados como Guillermo Chalcoff, Gabriela Waisman, Pedro Grehan, Mario Santoro y Sergio Villanueva.
Guillermo Chalcoff (40) en ese momento estaba en el piso 97 y trabajaba como desarrollador de software en March & McLennan. Llego a USA en 1985 desde Buenos Aires, en nuestro país vivía con su padre y su hermana en Barrio Norte, su madre había fallecido en su niñez. Su suegro le había ofrecido empleo en Nueva York y por eso decidió mudarse y vivir en Long Island. Chalcoff murió inmediatamente por el impacto del avión. “en nuestro país su especialidad no tenía mucho campo de acción” recuerda Mariana, su hermana. “Trabajo mucho y por dos mangos los primeros años, hasta que consiguió la Green Card y la ciudadanía norteamericana un año antes del atentado. Eso le abrió un mundo de posibilidades”, agregaba. Guillermo murió en el acto tras la explosión del avión.
Gabriela Waisman (33) estaba en la misma torre que Guillermo, pero en el piso 106, en “Windows of the world” un salón de eventos que también funcionaba como un restaurante. Alli Gabriela estaba ayudando a una compañera de trabajo a preparar una exposición sobre tecnología de información que su empresa, Sybase, comenzaría esa misma tarde. Ella emigro hacia Estados Unidos junto a su familia quienes eran sus padres y su hermana en 1974, previamente vivían en el barrio porteño de Caballito. Al llegar al estado de Manhattan se instalaron en el barrio de Queens y había estudiado psicología. Andrea, su hermana, en ese entonces vivía con su esposo, su primer hijo (hoy tiene más) y su padre Armando, quien había sido operado del corazón. Andrea es abogada y recuerda haberse comunicado con Gabriela antes de ir a la corte de Long Island, “Tenía planeado ir después para el lado del World Trade Center y de ahí a mi oficina. De repente sonó el teléfono y era mi hermana. Me dijo que estaba en Manhattan, que escuchó una explosión y que algo pasaba en el edificio donde estaba. Le pregunté dónde era y me dijo en el WTC, ayudando a una amiga. Entonces se me ocurrió prender la televisión, imaginé que si sucedía algo lo iban a dar. Y estaba en todos los canales. Mi hermana me volvió a llamar entre 10 y 12 veces, porque se entrecortaba. Cuando volvimos a hablar yo ya sabía lo que pasaba. Le avisé que el ruido que había escuchado era el avión que había chocado”, recordaba sobre ese martes 11 de septiembre.
Pedro Grehan (35) y estaba en el piso 105, un piso menos donde estaba Gabriela, aquí Pedro era broker de la consultora financiera Cantor Fitzgerald. Nació en San Isidro estaba casado con su mujer, Victoria y tenia tres hijos. Había jugado al rugby un par de minutos en CASI y en 1996 se fue a EE.UU después de trabajar para Young & Rubicam. Vivía en Pacheco con su familia y luego de recibir una oferta para trabajar en Norteamérica, aquí se instalo en Nueva Jersey. Tenia 9 hermanos, hoy en día son 7, Juan uno de ellos recordaba que “él había estado en Argentina hasta el 25 de agosto porque habían operado a nuestro padre y su esposa e hijos estaban acá. Volvieron a Estados Unidos en esa fecha”. Antes del atentado, había había hablado con su amigo Matias Ferrari por teléfono “Ya terminé el laburo que tenía que presentar. Vine bien temprano. Ahora estoy tranquilo… La semana pasada hice un curso: pasé de los bonos a la canasta de monedas, me mudaron de oficina, pero no de piso… ¡Uy! ¡Hubo una explosión! No sé qué pasa, pero todo el mundo corre. Te corto, esto es un quilombo. Hablamos…”, recuerda.
Mario Santoro (28) era técnico en emergencias médicas del Presbyterian Hospital, uno de los más importantes de Nueva York. Él había llegado al país norteamericano con sus padres provenientes del barrio de Belgrano de Rosario, Santa Fe. Al principio cuando llego vivió en Forest Hills y luego en la avenida Fulthon de Brooklyn, cerca del Eastern River, con su esposa y su hija. En el momento del atentado, el tenía su día libre y en la mañana del martes 11 de Septiembre, estaba con su familia y a la noche tenia pensado ir a cenar a lo de sus padres, pero al momento del ataque en las torres, decidió llamar a su compañero de trabajo, Keith Farben y salió al WTC. El diario New York Times asegura que fue la primera ambulancia en llegar al lugar.
Sergio Villanueva (33) era bombero e integraba el departamento de bomberos de la ciudad de Nueva York. Sergio nació en Bahia Blanca el 4 de Julio, el día de la independencia de Estados Unidos, parecía que su destino estaba escrito. En el año 1970, Sergio y su madre migrarían hacia el país norteamericano un año después que su padre, que se había ido a buscar un futuro mejor para el y su familia. Ellos su mudarían en Queens, barrio en el que Sergio seria residente junto con su esposa Tanya hasta ese entonces. Había llegado en el año 2000 al cuerpo de bomberos, luego de haber sido policía durante 8 años y pertenecer al Precinto 46 del Bronx. El día del ataque Sergio tenía su día libre después de haber trabajado 24 horas el Lunes 10, aunque él ya había terminado su turno en el cuartel de bomberos rescatistas ubicado en el número 489 de St. John ‘s Place del barrio Prospect Heights de Brooklyn, se trepo al autobomba y se dirigió al lugar de los hechos, primero a la torre norte, pero después había sido derivado a la torre sur.
Su esposa Tanya recuerda: “Sergio amaba el ‘soccer’. Estaba contento porque había marcado un gol. Era importante para él. Después nos fuimos a una fiesta de cumpleaños, y volvimos al departamento de noche. Él me había regalado una cámara de fotos cuando cumplí 30 años. La había llevado y me di cuenta que todavía tenía un cuadro más en el rollo. Estábamos en nuestra habitación, serían las 10 u 11 de la noche, y le tomé una foto. La última foto”. Además, Tanya y Sergio se iban a casar, “Teníamos que ir a un salón llamado The Fountainhead, en New Rochelle, que tenía una pequeña capilla y un área de recepción… Habíamos agendado una cita para firmar el contrato para hacer allí nuestra boda. Nos íbamos a casar el 1 de agosto del 2002”, recordaba.
El recuerdo de los argentinos que perdieron la vida en el atentado quedara grabado para la eternidad, pero también hubo sobrevivientes del peor ataque terrorista de la historia. Alejandra Ciappa, es argentina y vivió de cerca el atentado, se había mudado hace dos años a Nueva York y cursaba en doctorado un post doctorado en genética en la Universidad de Columbia sobre Alzheimer, bancos de ADN y enfermedades neurodegenerativas. “Estudiaba a tres cuadras de las Torres. Habían pasado a ser parte de mi vida habitual. Comía en el jardín que tenían en el medio, iba a bailar los miércoles a Windows of the World, que tenía una noche latina”, contaba Alejandra, además recuerda la mañana de ese Martes y se había enterado por el televisor que tenía el portero de su edificio, “Salí para el subte pensando que no era normal aquello. Subí a uno de la línea A, que va desde Brooklyn, pasa por las Torres y llega a la universidad en la calle 168, al norte de Manhattan. Al lado mío viajaba una persona y se lo comenté. Fue raro porque la gente no tenía idea lo que estaba pasando… Me miró y me dijo ‘you are crazy’ (‘estás loca’) y se corrió un asiento”, recordaba lo que vivió en ese momento durante el ataque.
Alejandra Ciappa, nacio en Tandil, pero en el momento del ataque a las torres gemelas se encontraba trabajando en un laboratorio, salio de alli y se presento en la cruz roja, “Me presenté como médica y me dijeron que espere a un costado. Estuve seis horas ahí”, mecionaba. A las 6 de la mañana del Miercoles 12 fue derivada como medica al «Ground Zero», “Entrabas y decías ¿adónde me metí? No era el New York que yo conocía, era caos, era gris, era escombro, era olor a muerte, era mucho humo, muchas cosas incendiándose, explotando, como si entraras a una niebla. Ese polvo que era astillas de hierro, te lastimaba, lo respirabas y era feo, te faltaba el aire… Después salimos al campo, la adrenalina es quiero ver, vos te creés que podés ir a salvar al mundo, justo vas a encontrar al que está vivo e ileso y lo sacas, ese es el ego, y después de un par de horas que aniquilás al ego te sentís inútil, que no hiciste nada, porque no rescataste a nadie. Y te das cuenta que no sos Dios, que no salió un sobreviviente, y que no estaba en tus manos”, recuerda en una nota con Infobae.
David English es norteamericano y en la actualidad vive en Mendoza, se había mudado a nuestro país después de vivir en carne propia el ataque a las torres gemelas, incluso era vecino de Pedro Grehan, “Mucha gente que trabajaba en las Torres vivía en mi edificio. A Pedro una vez lo escuché hablar y le dije ‘bueno, yo he estado en Argentina en el año ‘98, me encantó el país, me encantó la gente’. Hablamos un poquito y cada vez que nos cruzábamos, nos saludábamos. Pero nada más. Lamentablemente nunca hicimos un asado juntos, por ejemplo”, decía David acerca de Pedro.
En la mañana del 11 de Septiembre, David iba rumbo a Citibank, a firmar su contrato para empezar con la instalación del sistema de Wifi, “En la calle no vimos el impacto del primer avión. Yo pensaba que había sido una avioneta. Seguí caminando un poco más y llegué a la esquina donde estaba la parada del subte. Había un teléfono público y llamé a mi papá para decirle que estaba bien, que un avión había chocado… Colgué y, no sé, dos o tres minutos después pasó por arriba de mi cabeza el segundo avión y explotó ahí nomás. Ahí sí cambió todo» además agregaba, “Ese sonido jamás lo voy a olvidar. Fue como estar parado a un metro de un tren de carga que va pasando en el ferrocarril. Escuchas ese ruido tremendo con mucho eco por las torres tan altas de los edificios de Nueva York, son como cañones de edificios, entonces cualquier ruido muy fuerte es magnificado, no sé, diez veces más por las características de la ciudad”, recuerda English.
Los ataques previos
El ataque terrorista mas sangriento de la historia ya había tenido varias antesalas y todas correspondientes a la misma persona, Osama Bin Laden.
1993: El 26 de febrero de 1993, explotaba una bomba en el estacionamiento de una de las torres del World Trade Center y dejaba un saldo de 7 muertos y mas de 1000 heridos, nadie se esperaba lo que ocurriría 8 años después.
1996: Bin Laden es obligado a abandonar Sudan y se reubica en Afganistán luego de que el régimen El Taliban decidan darle asilo en ese país. Allí el líder terrorista le declara la guerra a Estados Unidos para forzar su salida de Arabia Saudita, donde se encontraban dos lugares sagrados para el ISLAM, La Meca y Medina. El 25 de junio de este año el complejo militar Torres Khobar, en Dhahran, explotaba una bomba que se cobraba la vida de 19 soldados estadounidenses.
1998: El 7 de agosto de 1998 dos explosiones simultáneas en las embajadas de Estados Unidos en Dar es Salaam (Tanzania) y Nairobi (Kenia) dejan 258 muertos y más de 5.000 heridos. El presidente Bill Clinton ordena ataques con misiles contra supuestos campos de entrenamiento de al-Qaeda en Afganistán y contra un laboratorio farmacéutico en Sudán.
2000: El 12 de octubre de 2000, un ataque suicida contra el buque de guerra estadounidense «Cole», que en ese momento se encontraba en el puerto de Adén, provoca la muerte de 17 marinos. Washington acusa a al-Qaeda.
Ni bien luego del atentado al World Trade Center del 2001, la guerra entre Al-Qaeda y Estados Unidos seguiría cobrándose más víctimas. Como los atentados de Kenia 2002, nuevamente en Arabia Saudita pero en 2003 y en Marruecos ese mismo año.
Fuentes: Infobae y BBC Mundo.
Matias Caro, 2° A TT