Es admirable cómo Novak Djokovic continúa dejándolo todo en la cancha a sus 36 años. Alguien que ya no tiene nada que demostrar, pero que aún mantiene viva su pasión por el tenis. En esta ocasión, la historia se repitió y por octava vez el serbio logró remontar un partido luego de haber perdido los dos primeros sets frente a su compatriota Laslo Djere, al que superó 4-6, 4-6, 6-1, 6-1 y 6-3 en la tercera ronda del US Open.
La última vez que Nole había conseguido una remontada así fue el año pasado, en los cuartos de final de Wimbledon frente al italiano Jannik Sinner (5-7, 2-6, 6-3, 6-2 y 6-2). Tampoco fue la primera vez que en un Us Open, ya que en 2011, frente a Roger Federer en semifinales, también pudo revertir el partido (6-7, 4-6, 6-3, 6-2 y 7-5).
Luego de conseguir su increíble victoria en tres horas y media y ya entrada la madrugada, Djokovic les envió un mensaje desafiante a todos aquellos que aspiran a hacerse con el último Grand Slam de la temporada: “Creo que el mensaje para el resto es que obviamente todavía soy capaz de jugar cinco sets bien entrada la noche. Remontar dos sets siempre manda un mensaje fuerte a los futuros rivales».
Aunque el cuadro parece haberse despejado para Novak con las eliminaciones de Holger Rune, Casper Ruud y Stefanos Tsitsipas, el balcánico no debe confiarse, ya que cada partido en el tenis representa una nueva oportunidad para que cada jugador pueda sacar a la luz su máximo potencial, como lo hizo Djere.
Fue el segundo enfrentamiento entre ambos. El anterior fue en su tierra natal, en Belgrado, y en aquella ocasión también ganó Djokovic tras haber comenzado perdiendo (2-6, 7-6 y 7-6).
El máximo ganador de torneos Grand Slam, con 23 títulos, demostró nuevamente su gran fortaleza mental, buen estado físico y jerarquía que lo ayudaron a conquistar la clasificación para los octavos de final, en donde se medirá ante el croata Borna Gojo, que viene de dejar en el camino al checo Jiri Vesely, artífice de la eliminación del argentino Francisco Cerúndolo en la segunda ronda.
Luego de haber jugado casi cuatros horas, sufrir un enorme desgaste mental y físico frente a un rival que en los papeles se esperaba que fuera más fácil, Djokovic reconoció la resistencia y el esfuerzo de Djere. Al final del encuentro, pese haberse mostrado optimista por la victoria, el segundo del ranking también fue autocrítico y destacó: “No quiero realmente estar en esta posición, para ser honesto. Prefiero una victoria en tres sets. Ojalá pueda volver a ese camino en el próximo partido”.
El momento clave fue cuando el tenista de 36 años se retiró a los vestuarios al final del segundo set. A partir de allí, el encuentro cambió radicalmente y Djokovic sacó toda su templanza y habilidad para revertir el partido, tal y como había sucedido semanas atrás cuando se enfrentó a Carlos Alcaraz, número uno del ranking, en la final del Masters 1000 de Cincinnati.
Este breve descanso le permitió recuperar su enfoque y energía, lo cual se pudo percibir en la notable mejora de su rendimiento en el tercer y cuarto set. “Dos partidos diferentes. Los dos primeros sets y luego los otros tres. El marcador quizá no hace justicia al tercero y el cuarto. Creo que estuvo mucho más disputado que 6-1 y 6-1″, analizó Nole.
Fueron cuatro las veces que le sucedió esta misma situación al balcánico en los últimos dos años. En 2021, contra Lorenzo Musetti en Roland Garros. También ante Tsitsipas en París y Sinner en Wimbledon, ambos en 2022. Fueron los últimos tres, junto a Djere, que pusieron a Djokovic contra la espada y la pared.
Dante Martignoni – 2ºA Turno Mañana