Carlos Robledo Puch, «El Ángel de la Muerte» es, quizás, uno de los asesinos más infames de toda la historia argentina. Entre 1971 y 1972 asesinó a 11 personas y buscó la libertad condicional durante gran parte de su condena, pero la última resolución de 36 páginas del juez Oscar Quintana reveló algunas irregularidades en su pedido y, con más de 51 años de encierro, seguirá tras las rejas.
Desde hace 12 años que se habla sobre la posible liberación de Robledo Puch, de 71 años. El múltiple asesino, se encuentra actualmente en la unidad 26 del Servicio Penitenciario, en Olmos. El juez Quintana en 2022 decidió prepararlo para un egreso, pero los numerosos informes negativos terminaron por hacer que se retractara.
Robledo Puch inicialmente recibió la defensa de un abogado particular llamado Jorge Alfonso y, además, ofreció a Gregoria Figueroa (una mujer con antecedentes de venta de estupefacientes) como garantía. Pero luego, el preso habló mal de ambos y los acusó de querer quedarse con una parte de la fortuna familiar que él había heredado.
Lo cierto es que no se equivocaba. Poco tiempo después, mediante una investigación llevada a cabo por el tribunal, se descubrió que Figueroa, quien se había ofrecido como su garante, mantenía conversaciones con varios presos a la vez. En esta operación, la mujer y su hija ofrecían a distintos reclusos un alojamiento en el caso de que obtengan una libertad condicional. Es más, pese a que la garante se refería a Robledo Puch como su “amigo”, solo lo había visitado una vez en el último año.
“A la mujer que se presentó como garante, le preocupa el destino del dinero de Robledo Puch, ya que fue informada por un un funcionario judicial que tenía depositada una suma millonaria de dinero, proveniente de la venta de un inmueble que recibió por herencia. La mujer afirmó que el detenido le dijo que quiere disponer de ese dinero para el pago de un abogado. Que para tal cometido han planeado que se presente una nueva persona como posible tutora de Robledo Puch”, contó una de las asistentes que realizó la investigación sobre la vivienda en la que Robledo quería ejercer su libertad condicional.
Por si fuera poco, un estudio psiquiátrico reveló que Robledo Puch mantiene comportamientos psicópatas y en varias entrevistas que le realizaron tuvo brotes de ira.
Un informe elaborado por una de las psicólogas que entrevistó al interno en los últimos meses, decía: “En lo que respecta al análisis psicológico, se destaca que el interno se victimiza y que en su discurso y actuar se observan rasgos de manipulación. La insistencia sobre su inocencia evidencia la ausencia de un proceso crítico y reflexivo. Presenta elucubraciones de tinte paranoide sobre distintos aspectos, tanto sociales, económicas, políticas, judiciales a las cuales remite de forma continua. Sostiene que todo es un complot contra su persona; acá se puede tener en cuenta que Robledo Puch se niega en todo momento a recibir el tratamiento médico para su salud mental”.
El informe fue negativo, pero los lugares a los que Robledo Puch planeaba ir si se le otorgaba la libertad condicional, eran peores. La casa en la que solicitaba la prisión domiciliaria (ubicada en San Nicolás) poseía una puerta de chapa, sin cerradura. La otra opción para el asesino era reubicarse en un geriátrico (también en San Nicolás), pero este se encontraba en condiciones deplorables y no gozaba de las habilitaciones necesarias para un traspaso de este estilo.
Con todos esos elementos en consideración, el juez decidió que Carlos Robledo Puch no obtendrá el beneficio de la libertad condicional ni la prisión domiciliaria. De igual forma, pidió al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires por un geriátrico en condiciones donde Robledo Puch pueda alojarse sin mayores inconvenientes en caso de lograr una salida.
Ezequiel Domínguez – 2ºB Turno Mañana