Desde una tribuna del estadio de Huracán hasta una estación de subterráneos. Así de recordado y importante fue Oscar Natalio “Ringo” Bonavena para la cultura general argentina y principalmente para el boxeo.
Su carrera comenzó representando al boxeo argentino en los Juegos Panamericanos de San Pablo en 1963 que no tuvo el mejor final ya que accionó de manera desleal con un rival al morderle la tetilla derecha porque se encontraba en situación de desventaja. La Federación Argentina de Box le retiró la credencial de boxeador. Luego de este suceso, se mudó a Nueva York, Estados Unidos para entrenar así poder llegar a ser profesional. En 1964, cumplió su anhelo ganando las 8 peleas, 7 por nocaut y una por decisión unánime. Su apodo “Ringo” nació a partir de una persona yankee que lo confundió con el baterista de Los Beatles, Ringo Starr. Volvió a Argentina en 1965 y le ganó a Gregorio Peralta batiendo record de entradas vendidas.
En 1970, se enfrentó a Muhammad Ali donde cayó derrotado después de 15 rounds. En Argentina, batió récords ya que la pelea tuvo 79,1 puntos de rating. Luego empezó la debacle deportiva hasta que, en 1976, lleno de ilusión, Bonavena firmó un contrato con Joe Montana que posteriormente se le transfirió a Joe Conforte (propietario de un famoso prostíbulo y mafioso) y se mudó a la ciudad de Nevada con la intención de gestionar el relanzamiento de su carrera, pidiéndole la revancha al histórico Muhammad Ali.
Sally Conforte —mujer del mafioso— fue muy pegada a Bonavena. Le daba beneficios, como cuando lo hizo contraer matrimonio con una prostituta para que el argentino pueda obtener la documentación estadounidense. La ramera tenía como ex pareja a Willard Brymer que fue boxeador y trabajaba como personal de seguridad de Conforte y de su prostíbulo.
A los pocos meses, Ringo quería romper el contrato ya que no tenía las mejores condiciones por el tipo de peleas que le organizaban, por ejemplo, se enfrentó con un condenado a prisión por homicidio y no con Alí que ya estaba en otro nivel competitivo. Además, porque vivía en una casa rodante. Esto generó que tenga peleas con su mafioso representante y este le prohibió el acceso a su prostíbulo, también, lo amenazó entre otras cosas quemándole la casa y los documentos. Finalmente, el 22 de mayo de 1976 fue asesinado.
Hay varias teorías sobre su fallecimiento, la oficial, reconstruida por la policía, dice que Bonavena estaba jugando en un casino hasta que le llegó un llamado de una persona que no se sabe la identidad ni que le dijo y se dirigió armado hacia el Mustang Ranch. Intentó saltar la reja, pero Brymer al verlo desde la torre de vigilancia le disparó con una escopeta, donde uno de los disparos le dio en el corazón del boxeador dejándolo sin vida en el instante. El asesino en varias oportunidades se contradijo, diciendo primeramente que no disparó y luego que sí, pero por error. Esto hizo que la familia de Bonavena haga su propia teoría diciendo que lo asesinaron mientras dormía y otra que lo ejecutaron cuando estaba en la casa de Conforte.
Una semana después de su muerte, su cuerpo llegó al país. Su velorio fue multitudinario ya que más de 150.000 personas coparon el Luna Park para darle el último adiós al boxeador argentino.
«Desde el día en que se murió, seguimos hablando de él. La gente te lo mantiene vivo», dijeron en su momento Adriana y Natalio Bonavena, los hijos del mítico boxeador. Que recuerdan con gratos recuerdos a su padre, que en sus mejores momentos a pesar de la distancia por viajes de trabajo en Europa y Estados Unidos siempre estuvo presente para ellos.
Franco Zalazar. 2ºA Turno Tarde.