El pasado martes de 2 mayo, el presidente Alberto Fernández se reunió con su par brasileño, Lula Da Silva, en el marco de la visita oficial que el mandatario realizó a Brasil. En una extensa reunión en el palacio de la Alvorada, ambos presidentes debatieron acerca de la nueva relación bilateral entre sus países. Pero el tema que se llevó todas las luces fue el plan que reveló el líder del Partido de los Trabajadores, con el fin de ayudar a Argentina en su difícil situación económica. El mismo consistía en que el grupo de los BRICS auxilie las reservas del Banco Central de Argentina dado su delicada situación por la crisis de deuda con el FMI y el azote de la sequía.
Las buenas noticias no durarían mucho tiempo, ya que al momento en que Lula Da Silva se comunicara con su par brasileña, Dilma Rousseff, quien es la flamante presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, esta le explicaría que el organismo no puede ayudar a un país que no está afiliado a los BRICS.
Desde el 25 de mayo, se comenzaría a dar un giro en las negociaciones. Sería Sergio Massa el encargado de encaminar los acuerdos con la presidenta del organismo BRICS. Luego de una extensa charla vía Zoom, la titular del NBD le sugirió una nueva ruta de acción. Era así como Rousseff plantearía que un país miembro de los BRICS podía aportar el capital necesario para sostener un proyecto específico que se ejecutaría en un estado no miembro del foro multilateral que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
En estos días, Massa cerró su gira de poco más de una semana por China, con una reunión clave con la titular del NBD. La reunión llevada a cabo en Pudong, Shanghái, comenzó con el planteo de Massa sobre la intención de apoyo financiero antes expresado por la expresidenta de Brasil. Rápidamente Dilma le comunicaría que tenía una «buena noticia» para él. Se le comunicó al ministro argentino, que el directorio de la entidad habilitó a Rousseff formalmente para que en la próxima reunión se vote el ingreso de la Argentina a esa institución. Dicha reunión será llevada a cabo en Sudáfrica en la primera semana del mes de agosto. Para que Argentina pueda formalizar su ingreso a la institución, se solicitó desde el banco de los BRICS que reciba un aporte por parte del Estado argentino de USD$250 millones.
Rousseff explicó que en su opinión, la inclusión Argentina al NBD era lo más rápido y productivo a corto plazo. Con el fin de impulsar otra alternativa de apoyo financiero indirecta, es decir, sin un préstamo. A su vez, recalcó las palabras brindadas por Lula a Alberto Fernández durante la reunión entre pares en el mes de mayo. «No queremos que le presten dinero a la Argentina. Queremos que ellos nos den garantías, porque así se hace más fácil la relación con Argentina».
Desde el entorno argentino, se mostraron positivos y afirmaron que esta noticia es mejor convenio que un nuevo préstamo. «Da acceso a más cosas, entre ellas a financiamiento para el desarrollo», afirmaron desde las entrañas de los participantes argentinos en la reunión en China.
Pese al optimismo mostrado por los argentinos, aclararon que las dos vías posibles siguen en pie: tanto como el ingreso del país al banco NBD, o que algún país miembro del BRICS financie un proyecto de desarrollo de la Argentina con un aporte específico a la entidad.
Por último, al ser consultados por los USD$250 millones que el Estado pagará al banco de los BRICS a fin de cumplir con el requisito de ingreso, explicaron que e utilizaran los bonos soberanos que se encuentran en poder del Tesoro y del BCRA.
Franco Rodríguez.