En el partido de La Matanza, más concretamente en Lomas del Mirador, hay un barrio que se encuentra atravesada por la violencia, debido al rechazo hacia aquellos que tantas vidas han costado: los narcos. Nicolás Nahuel Guimil, mejor conocido como “Chaki Chan”, es el jefe de la banda de narcotraficantes “Los Chakichaneros” y quien dice ser el dueño de Las Antenas, donde transcurre esta historia.
Sin embargo, su autoridad es resistida “a los tiros” por los moradores, quienes no sólo iniciaron colectas de armas de fuego y munición para llevar a cabo su objetivo, sino que también formaron guardias urbanas que patrullan el barrio para enfrentarse a los “soldaditos” de Chaki, incluso llegando a estar dispuestos a entregar su propia vida.
Las Antenas se transformó en un campo bélico donde los residentes se cohesionan en pos de que “nadie entre al barrio”. Esto, como medida de fuerza mayor en contra del delincuente más renombrado -al menos de los últimos tiempos- de La Matanza.
Las guardias consisten en un grupo de adolescentes y jóvenes adultos, de entre 16 y 22 años, equipados con una capucha, barbijo, visera, conjunto deportivo y zapatillas, también deportivas. En cuanto al armamento, pueden utilizar desde un revólver calibre nueve, hasta otro de calibre 3.
“Ellos tenían una ametralladora, chalecos. Si me matan, me matan, ya fue. Estoy re jugado. Pero acá no van a vender paco”, fueron las declaraciones a Infobae de uno de estos tantos jóvenes que se unieron, dejando viejas rivalidades atrás, por el pedido de madres desesperadas por el futuro de sus hijos. Durante la década de los ‘90s, Las Antenas estaba disputado por dos bandas: “Los pibes del Medio” y “Los de Las Heras”. Según cuentan algunas versiones, el punto sin retorno para los vecinos fue cuando uno de los integrantes de la banda narco, intentó abusar de una joven del barrio.
Además, los patrulleros de Las Antenas no sólo se enfrentan a Chaki y los que lo siguen, también confrontan con la policía. Se cree en el vecindario que los efectivos de seguridad están del lado de Guimil. Las batallas que se libran mantienen al barrio intranquilo.
“Vivimos presos en nuestras casas, tipo 18 empieza la pesadilla, escuchamos tiros y no queremos salir”, declaró una vecina para el medio Prensa Obrera. Los vecinos también alegan que los disparos pueden no cesar durante un período de dos horas, y los orificios de balas que decoran las paredes aledañas a los combates lo confirman.
Cuando uno dice que en Las Antenas nadie puede entrar, es porque nadie puede entrar. Ni móviles, ni ambulancias, ni periodistas. El cronista del medio C5N, Alí “Turco” Mohamed, fue asaltado y robado en la localidad. Él y sus compañeros de trabajo, sufrieron el hurto de sus teléfonos celulares, y además se les prohibió la cobertura y la toma de imágenes del lugar.
«Llegamos sobre la calle Almirante Brown entre Salcedo y Pagola, una de las entradas del barrio Las Antenas, para hacer la cobertura de lo que había ocurrido anoche, otro nuevo tiroteo vinculado a la guerra narco. Había un equipo colega que estaba trabajando en vivo. Estacionamos a unos metros y llegaron unos chicos de unos 25 años. Fue una situación bastante tensa», dijo Mohamed.
Gabriel Guíguez – 2ºB Turno Mañana