A los 63 años, el condenado por la «Masacre de Flores», Fructuoso Álvarez González, murió durante la mañana del domingo en el centro de salud del Penal de Ezeiza, acompañado de su mujer, a la que conoció hace 30 años, uno antes del crimen.
Su fallecimiento fue a consecuencia de un shock séptico a foco infeccioso peri implante de cadera derecha, una operación que le fue realizada el 6 de enero de este año y le generó constantes inconvenientes.
El 17 de abril, el parte médico indicó que el paciente se encontraba internado en la unidad de terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica, con requerimiento de inotrópicos y a la espera de evolución.
Luego de que la noticia se conociera, Matías Bagnato, el único sobreviviente al hecho ocurrido en 1994, compartió un mensaje vía Twitter, en el que afirmó que ahora su familia y amigo podían descansar en paz después de 29 años.
La «Masacre de Flores» ocurrió en la madrugada del 17 de Febrero de 1994, cuando Álvarez González, de forma intencional, arrojo dos bidones de combustible e incendio la vivienda de la familia Bagnato, ubicada en la calle Baldomero Fernández Moreno y Pumacahua del barrio porteño de Flores. A causa del incendio perdieron la vida los padres de Matías, José Bagnato de 42 años y Alicia Plaza (40), sus hermanos Fernando (14) y Alejandro (9), y un amigo de ellos, Nicolás Borda (11).
Matías Bagnato, en ese entonces con 16 años, fue el único sobreviviente y quedó a cargo de su abuela, quien desde ese día le limpió las lágrimas, le dio las fuerzas necesarias para seguir adelante en busca de justicia y nunca le permitió bajar los brazos a pesar de las pérdidas.
El sobreviviente relató cómo esa madrugada se despertó con dificultad para respirar y transpirado por el calor de las llamas. Justo cerca de él había una ventana a la que pudo acceder para abrirla y tratar de respirar. Un vecino le advirtió qué era lo que estaba sucediendo para que lograra escapar. Ante esa situación, el joven trato de avisar a todos los que se encontraban en la casa, pero nadie respondió ante su llamado.
Según las autoridades, el motivo fue una deuda que el acusado reclamaba a la familia Bagnato, ya que él y José Bagnato eran socios en una empresa de zapatillas, pero todo término a causa de una deuda de 180.000 dólares que el condenado buscaba cobrar. Ante esta disolución, Álvarez González se comunicó con Norma Calzarreta, abuela de Matías y dueña de la empresa, para convencerla de firmar un acuerdo que afirmara que esa deuda existía. Norma se dio cuenta del intento de engaño y no aceptó. Seguido de esa negación, Álvarez González decidió recurrir a la violencia física y sexual.
Luego de este hecho, la familia Bagnato realizó varias denuncias, pero eso no detuvo al acusado, quien durante varios meses aterrorizó a la familia con amenazas telefónicas. En una de ellas, escucharon una voz distorsionada diciendo “Uhhh se quemaron todos. Están todos muertos”. Con el transcurso del tiempo, los jóvenes empezaron a referirse a él como “el monstruo”.
Álvarez González fue acusado 4 días después del hecho y condenado a prisión perpetua, pero como tenia ciudadanía española, en 2004 pidió ser trasladado a España, donde lo pusieron en libertad tras haber pasado 20 años encarcelado, como dictaba la ley en ese país.
Después de su liberación, decidió buscar al joven que había dejado atrás amenazándolo en llamadas telefónicas con repetir esa trágica noche.
En 2011, luego de las denuncias de Matías por las amenazas, Álvarez González fue detenido en Argentina y encarcelado en el penal de Ezeiza. Desde ese momento, de una manera intermitente, el acusado pidió su libertad condicional, la cual fue rechazada en varias instancias.
Sol Bottarini – 2ºB Turno Mañana