La otra tarde en la televisión se veía a un señor que tiene en su casa el peine como un elemento decorativo acompañado por lo que bien podría ser su hijo y nieto, sentados en la popular de una cancha una vez terminado el partido esperando para salir, donde se les descubre la alegría en su rostro pues su equipo había obtenido un agónico triunfo, de esos que valen doble y de fondo llegaban las estrofas de una canción de las que entona la hinchada, que entre otras cosas decía “ no importa en qué cancha juguemos a…. lo sigo adónde va “.
Como por arte de magia los ojos se cerraron y enseguida vino la imagen de esa misma relación de amor que a través de los años ha mantenido la gente con la Selección Argentina y asociada a la canción anterior, esta no supo de distancia, fronteras ni países. Siempre que jugó la Albiceleste nunca estuvo sola, siempre rodeada del fervor y el aliento de los hinchas argentinos.
Fueron muchos los torneos continentales y mundiales que participó Argentina y en la mayoría de ellos se podía escuchar con fuerza y en forma clara el “somos locales otra vez”, con toda razón y en los que sobresalía un símbolo bien argentino, el bombo como guía musical. Para aquellos que peinamos canas no hubo mundial en el cual sin importar cómo estaba la situación de nuestro país, ya sea buena o mala los hinchas hacían lo imposible y decían presente en gran número y fundamentalmente desde México 86. Es ese sentimiento inexplicable que se lleva dentro y no puede parar llevó a lugares insospechados como fue Corea Japón 2002, Sudáfrica 2010 y Rusia 2018, nunca pasando desapercibidos por esa alegría, pasión e ingenio musical que quedaba como sello distintivo y era algo que sorprendía al mundo y no lo podían entender.
El año pasado fue la frutilla del postre, tocó ir a Qatar un país del que poco y nada se sabía, con una cultura y costumbres en las antípodas de “lo nuestro”, con infinidad de recomendaciones y en condiciones no favorables desde el punto de vista económico. No importó nada, allá fueron hacia la aventura de lo desconocido y terminaron siendo la más ruidosa, original y fiel de todo el mundial.
Hay que tener en cuenta que se calcula que estuvieron presentes arriba de 35.000 hinchas según datos oficiales, no nos llevó a ser la más numerosa, pero sí la más presente y que alentó sin parar de principio a fin. Su popularidad se agiganto con la canción “Muchachos ahora nos volvimos a ilusionar “que trascendió fronteras e idiomas y se utiliza en muchas partes del mundo.
Por eso no sorprendió cuando la F.I.F.A. le otorgó a la hinchada argentina el premio The Best de la mano de ‘Tula’ (asiste a los mundiales desde el 74), Argentina recibe el premio a mejor hinchada del mundo. Fue un premio al amor incondicional, a esa fidelidad que se transmitió de generación en generación, dejando el corazón, alentando hasta el final en definitiva es ese sentimiento inexplicable. Esto recién comienza, habrá más capítulos para escribir, pero mientras tanto “Muchachos“ recorre el mundo y siempre será el símbolo y sinónimo de Argentina en el mundo.