“Durante las primeras semanas de aislamiento empecé a pensar cómo sobrevivir sin perderme en la angustia y comencé a escribir una obra, pero no me gustó y la abandoné. Yo ya estaba empezando a trabajar en una versión de Macbeth para cinco o seis actores, y me di cuenta de que lo que quería hacer era la adaptación del texto para un solo actor”, reflexionó Pompeyo sobre el punto de inflexión para darle empuje a su idea. No solo nace desde la desesperación e incertidumbre que dejó el aislamiento, si no, también, por la incomodidad de un artista de sentirse insatisfecho y de tener una bolsa llena de ideas inconcretas.
Pero, ¿en qué se relaciona este Macbeth adaptado con el estado personal y profesional del actor hace unos años atrás? En el resultado. La entrega actoral es una acción totalmente necesaria y demandante para una obra que tiene a Shakespeare como bandera y que, además, incluye el desafío de ser capaz de interpretar a varios personajes no solo en la totalidad del espectáculo, si no también en una misma escena. El momento en el que Audivert decide plasmar esta idea y llevarla a cabo, es porque su perplejidad fue el punto de inflexión y de empuje para hacerla más interesante y grandiosa.
El interés común de esta «adaptación» puede surgir desde lo extraño, lo que no se suele esperar de una obra de teatro; Pompeyo logró que el público se inquiete por la propuesta donde, además de haber un solo protagonista, también incorpora autores de su gusto que convierten a Macbeth en algo más de su propiedad. «Comencé a meter mano, siempre a favor de los mismos sentidos de la obra, pero volviéndolos, digamos, un poco más míos. Y después, también empecé a jugar con la intertextualidad, buscando hacer pie en otros autores que me interesan”, explicó. Es decir que, el arte de la combinación y del paralelismo formó el ingenio de Pompeyo.
A aquellos dramaturgos que son del gusto del actor y director, los incluye sin nombrarlos. Contó que «el personaje que yo interpreto y que, a su vez, interpreta la tragedia Macbeth, es Clov, el sirviente de Hamm en Final de partida. Clov es de esos personajes bien beckettianos que no saben quiénes son, ni dónde están, ni de dónde vienen ni hacia adónde van”. Lo que produce (o es la intención) en los espectadores es mirar la realidad de otra manera, desde otro lado y con otra idea por la necesidad que es removida por determinadas situaciones que, al mismo tiempo, empujan a sentimientos ocultos a mostrarse de buena o mala manera, tal como lo que siente un actor en el proceso de construcción de personaje.
Entonces, se podría decir que lo especial y memorioso de la obra de Audivert es que, asimismo, conecta con la audiencia porque ambos se van de la sala habiendo experimentado las mismas sensaciones. Es que ellos mismos, expresaron que la experiencia de sentir a Shakespeare a su vez que se interiorizan con lo que siente el actor, fue espectacular. La puesta en escena es de lo más destacado, ya que no requiere de una gran escenografía y porque la compañía de la música en vivo le da la ambientación ideal, algo así como el pianista que conduce a la bailarina es su coreografía.
«Habitación Macbeth» se representa en el Centro Cultural de la Cooperación los días viernes, sábados y domingos y el precio de las entradas es desde los $3200.