En Argentina, son nueve millones las personas que alquilan, según los datos registrados del último año. Pero tanto estos nueve millones como los propietarios de los inmuebles se encuentran descontentos con la ley de alquileres, ya que los primeros encuentran muy alto el ajuste anual y los últimos reprochan que cobran un valor atrasado con respecto a la inflación descontrolada del país. Es por esto que el Gobierno busca suspender esta ley por 180 días y que rija nuevamente el Código Civil, por lo que propietarios e inquilinos volverían a poder fijar el precio que quieran y se podrían realizar contratos más cortos, de un mínimo de dos años.
Mientras Alberto Fernández y Sergio Massa aún deciden la solución de este problema, la duda de aquellos que alquilan sólo crece, lo que provoca que los propietarios no quieran poner en alquiler sus inmuebles, generando menos ofertas y aumentando así el precio de los pocos lugares disponibles. Otra opción, ante la imposibilidad de suspender la ley, es la derogación de la misma, tema que hoy se debate tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados.
Esta ley cambió rotundamente la elaboración de los contratos de los alquileres. Antes, los contratos eran semestrales y la actualización del valor del alquiler era definido al principio. Ahora, el plazo mínimo de contrato debe tener una duración de tres años, prohibiendo así los contratos de menor duración a partir de que esta ley entre en vigencia, a no ser que se trate de contratos temporales (por ejemplo, contratos por turismo). Lo bueno de esto, es que el inquilino se asegura un alquiler a largo plazo, pero lo malo es que resulta muy difícil prever lo que sucederá con la economía del país.
Para determinar este ajuste anual, el Banco Central de la República Argentina se fija en dos variables: inflación y salarios.
La inflación, que se mide con el Índice de Precios al Consumidor, en el año 2019, cuando se estudiaba el proyecto, fue del 54%. Los salarios, que se miden con el RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) aumentaron un 44% en ese año.
Con estos dos índices, el BCRA realiza un solo índice que determina el ajuste anual de los alquileres, que en 2019 daba un aumento anual del 49% gracias a la realización de un promedio simple. Esto no solo genera incertidumbre tanto para el inquilino como para el propietario, ya que ninguno sabe de cuánto será el aumento anual del alquiler, sino que además terminó chocando con los números de los últimos tres años, en los que la inflación se disparó al doble y los salarios no siguieron el mismo camino.
Otras características nuevas que introdujo esta ley, es que no se le puede solicitar al inquilino el pago de más de un mes de alquiler por adelantado, y que sólo se paga un mes de depósito, por el mismo precio del primer año de alquiler. También, el inquilino debe presentar dos tipos de garantías, mientras que el propietario debe elegir una de estas dos. Además, los locatarios no se tienen que hacer cargo del impuesto inmobiliario (ABL en CABA), y sólo deben pagar los gastos habituales del mes en las expensas, el arreglo del edificio y los fondos de reserva, entre otras cosas, le corresponde al propietario, quien, además, debe entregar el depósito cuando el inquilino entrega la llave, y este depósito debe tener un valor correlativo al del último alquiler.
Gabriel Guíguez – 2ºB Turno Mañana