La estadounidense Sheri Zhu, de 60 años, falleció tras ser víctima de las roturas de los paneles del crucero con destino a Ushuaia en el que se encontraba. Esto sucedió tras una fuerte ola, proveniente de un atroz temporal, el pasado 29 de noviembre.
Los vientos eran superiores a los 82 nudos (150 Km/h), lo que provocó las heridas de varios pasajeros, entre ellos, David Kuo de 63 años, Eduards Jefferson de 75, Nelson Jo de 77 y Susan Eduard de 66. Pero este fue solo uno de la serie de accidentes, ya que por la falta de previsión, de seguridad y material en malas condiciones, este tipo de tragedias fatales se está haciendo una costumbre.
El día anterior al hecho mencionado, un crucero noruego Viking Polaris, sufrió una avería que lo dejó en propulsión, ocasionando la caída de la pasajera Nancy Creech de 78 años, quien sufrió múltiples fracturas. Hasta el momento cada accidente está siendo investigado por la Prefectura Naval Argentina.
Por otro lado, el Presidente de la Academia de la Antártida, Marcelo Tarapow, expresó: “El principal objetivo del Código Polar, es el de consensuar las normas mínimas de seguridad en cuanto a la formación del personal y de los buques que navegarán en las altas latitudes del Ártico y de la Antártida”. Además agregó, «Esto incluye desde la construcción de los barcos, equipamiento de comunicaciones, posicionamiento y de abandono en caso de un siniestro, con medios adaptados para bajas temperaturas. El Código Polar concentra más de un siglo de experiencias, en un ambiente que se caracteriza y distingue de otros por una frecuente combinación de vientos fuertes, mares embravecidos, temperaturas bajas, visibilidad reducida, cartografía no siempre precisa y con la presencia de distintas clases hielos a la deriva”, culminó el Contraalmirante.
Y en el caso del crucero «Viking Polar», destacó que este es un buque inaugurado en 2022, el cual posee la última tecnología pero eso quiere decir que quizás las previsiones de seguridad no estén del todo claras.
Eliana Enrique, 2° A TT