El barrio porteño de Chacarita toma su nombre del diminutivo chácara o chacra que en el lenguaje Quechua significa quinta o granja.
Desde la conformación de Buenos Aires, este territorio estuvo en posesión de diferentes fundadores, el primero de ellos Juan de Garay, y fueron añadiéndole diferentes funcionalidades a un terreno que en un principio formó parte de los denominados Montes Grandes o Pagos de la Costa. En sus inicios se usó para criar ganado, pero luego, y a medida que sus dueños cambiaban, tomaba una nueva utilización.
A comienzos del siglo 18 comenzaron las mediciones terrenales de Chacarita y quien entonces gobernaba Buenos Aires decidió donar los terrenos a los sacerdotes de la Compañía de Jesús, quienes liberaron las tierras a los estudiantes de sus escuelas para pasar sus vacaciones en ellas. De allí, se desprendió un nuevo nombre: Chacarita de Los Colegiales.
Actualmente el barrio tiene una extensión de más de 3 kilómetros cuadrados y más de 26 mil habitantes. También está asociado al hecho de contener un cementerio, que pasó de ser algo provisorio luego de una epidemia que afectó a Buenos Aires en el siglo 19, a que se tomara la decisión de que fuera permanente. De ahí se desprende uno de sus sobrenombres como «el funebrero».
Además, el barrio rodeado por Palermo, Colegiales, Villa Ortúzar, La Paternal y Villa Crespo, fundado hace más de tres siglos, se alineó con la cultura futbolística argentina y creó su propio club de fútbol, el Club Atlético Chacarita Juniors, ubicado en la Comuna 15 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En la actualidad, tiene espacios de arte y gastronomía que son epicentro turístico de muchos quienes visitan Buenos Aires. Ambos rubros conviven en algunas cuadras, como en el Bar Palacio del artista y emprendedor Alejandro Simik, ubicado en Federico Lacroze 3901, que tiene en su local gastronómico un museo que exhibe más de tres mil objetos considerados reliquias, destacándose una cámara fotográfica de 1870 con ruedas para poder ser desplazada. En el museo también se realizan shows de Jazz los martes, jueves, viernes y sábados desde las 20.
Este territorio es una opción para quienes deciden alejarse algunos kilómetros del centro de Palermo, para relajarse y al mismo tiempo conocer la gastronomía típica del lugar, como es La Fuerza, el bar argentino elegido dentro de los cien lugares a visitar según la revista Time, y se destaca por sus bebidas tradicionales que ellos crean en Mendoza como el vermut, y otras a base de cepas locales como el Malbec y el Torrontés.
Otras de las atracciones culturales se crearon hace no mucho tiempo, continuando con el legado artístico y característico de este barrio, como en 2011, cuando un estacionamiento abandonado se transformó en un espacio cultural llamado El Galpón de Guevara, en la calle Guevara 326, con dos salas, un bar y carteleras teatrales donde se disponen diferentes obras.
Chacarita cuenta también con espacios al aire libre como el parque Los Andes, que linda con la Avenida Corrientes, en donde se encuentra el monumento Los Andes construido a base de bronce en 1941 por el escultor Luis Perlotti y tiene instalada una fuente de agua que representa la silueta de la Cordillera de Los Andes.
En él se pueden ver el arte y la naturaleza en convivencia entre estatuas, monumentos, plantas y árboles centenarios como arces, eucaliptos, álamos plateados, árboles del cielo, olmos europeos y el más imponente de todos: el Eucalyptus Globulus, una especie arbórea mirtácea que tiene sus orígenes en Australia y Tasmania.
En el barrio, en los últimos años se vio un gran crecimiento de nuevos emprendimientos y negocios, muchos creados por aquellos que decidieron invertir en un sus empresas gastronómicas o de entretenimiento, tambien alejándose del centro de la ciudad y convirtiendo a Chacarita en un espacio con cada vez más atracciones, y reconocido por diferentes entidades globales a través de encuestas a locales y turistas como uno de los barrios más atractivos de Argentina.
Ian Arbeo Sclarandi