Elizabeth Truss, mejor conocida como Liz Truss, había sido elegida el 6 de septiembre para suceder a Boris Johnson. Luego, tuvo el extraño privilegio de haber sido la última de los 15 jefes de gobierno que conoció la reina Isabel II durante sus 70 años como soberana y la primera del nuevo monarca británico Carlos III.
Su breve e intenso mandato en el cargo se ha caracterizado por las caídas de los mercados y las constantes especulaciones sobre su futuro a largo plazo, después de que un presupuesto repleto de recortes fiscales sin sustento financiero provocara la agitación de la economía británica. Por esta razón es que la primera ministra deja su cargo con un triste récord en su espalda: la primera ministra que ha estado menos tiempo en el cargo en la historia del Reino Unido.
Quien sostenía este particular récord hasta el momento era George Canning, quien había sido el más fugaz hasta la fecha, con 119 días en el gobierno debido a que falleció durante su mandato 1827, pero Truss lo ha superado: apenas 45 días al mando del Reino Unido.
A Truss la fue acorralando una rebelión interna de su partido, la opinión pública, el parlamento mismo y el rechazo que generaron los mercados a su plan fiscal. Mientras eligen un nuevo sucesor, ella se quedará en el cargo.
La Primera ministra británica le comunicó personalmente al Rey Carlos III en un comunicado donde informaba su dimisión. Además, dio un pequeño y breve mensaje de menos de 1 minuto donde aclaraba esta situación.
ÚLTIMA HORA: La primer ministro del Reino Unido, Liz Truss, renuncia a su cargo como a su partido conservador y dice que "no puede cumplir el mandato" por el que fue elegida. pic.twitter.com/oFRJSQiYvE
— Raymond K. Azar الله (@AzarVzla) October 20, 2022
Toda esta situación, que culminó en la caída de Truss comenzó allá por el 23 de septiembre. Allí, el que entonces ocupaba el cargo de canciller tesorero o ministro de finanzas, Kwasi Kwarteng, presentó un plan de presupuesto que preveía un drástico programa de reducciones impositivas, sin financiación prevista, y una serie de donativos fiscales a las grandes empresas y a los sectores más opulentos de la sociedad.
Este plan implementado culminó con un derrape incontrolado del gasto público que provocó el derrumbe de la libra esterlina a 1,035 dólares, cifra que pulverizó el récord más famoso de 1985, cuando la moneda británica había llegado a 1,052. Al mismo tiempo se dispararon las tasas de interés a largo plazo.
Para finalizar con su mandato, lo único que faltó fue una muy caótica sesión del parlamento británico, en donde a ella se la acusó, no solo la oposición sino sus propios partidarios, de incompetente, una gestión muy improvisada, ambiciosa e inescrupulosa. Esto llevó a que la misma noche luego de la sesión los diputados que más influencia tienen el partido conservador forzaran a Truss a renunciar para poner punto final a esta crisis que estaba llevando a Gran Bretaña a poner en peligro su estabilidad como país.
Luego salieron a anunciar desde el Partido Conservador que el nuevo primer ministro sería anunciado o nombrado antes del 28 de octubre, mientras tanto Truss seguiría ejerciendo el poder en el cargo hasta que alguien nuevo arribe a Downing Street.
Lo que tomó fuerza en estas últimas semanas fue que varios disputados pidieron por la vuelta de Boris Johnson. Mediante la utilización en redes sociales del hashtag #BringBorisBack (Traigan a Boris de vuelta) buscan promover nuevamente la candidatura del ex primer ministro británico.