Turquía y Rusia acordaron trabajar conjuntamente para redistribuir el gas ruso hacia países del tercer mundo, en orden de mejorar el panorama que se vive en Europa ante la inminente llegada del invierno.
Este acuerdo se llevó a cabo en una reunión en Astaná, Kazajistán, en el marco de la Conferencia de Interacción y Medidas de Confianza en Asia (CICA) que dio prioridad al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
«Podríamos examinar la posibilidad de crear en territorio turco un centro gasístico para las entregas a otros países», expresó Vladimir Putin. La región para este “centro de distribución internacional” sería Tracia Oriental, a orillas del mar Negro.
Además, en las tuberías de Nord Stream, que se encuentran bajo el mar báltico y son claves para el suministro en Europa, se registraron explosiones, las cuales fueron calificadas por el presidente ruso como un intento de sabotaje y un «acto de terrorismo internacional».