El automovilismo argentino vuelve a estar envuelto en un clima extraño. Las dos asociaciones en las que se encuentra dividida esta actividad, el Automóvil Club Argentino (ACA) y la Asociación de Corredores del Turismo Carretera (ACTC) que manejan a las diferentes categorías se acusan mutuamente de no dejar participar a sus pilotos en las dos entidades al mismo tiempo.
Tanto el ACA como la ACTC, dependen de una autoridad máxima llamada Comisión Deportiva Automovilística (CDA). El ACA tiene al TC 2000 y la ACTC el Turismo Carretera, entre otros.
Este conflicto no es actual ya que se remonta a años anteriores, pero volvió a ser tema de debate debido a que hubo denuncias de que ambas asociaciones conspiran contra la libertad de acción en la actividad, es decir, que ambos organismos no dejan participar a sus pilotos en las dos entidades al mismo tiempo.
“La grieta no es TC 2000 contra Turismo Carretera. Es Automóvil Club Argentino-FIA y la ACTC. Ahí es donde se produce la división. Pero ahí está el gran problema con nombre y apellido y se llama García Remohí. Yo leí una nota que le hicieron, creo que en Carburando, donde dijo que estaba contento porque había muchas camionetas y muchos autos en el TC”, expresó Javier Ciabattari, propietario del equipo FDC Motor Sport que es competidor del TC 2000, en el programa de TyC Sports “Escudería Carburando”.
Por otro lado, Ernesto Bessone, ex campeón del automovilismo nacional y que ahora maneja un equipo de Turismo Nacional, salió al cruce acusando a la ACTC de obligar a pilotos a cambiarse de asociación bajo amenazas.
“A mí me ha pasado. Con el Turismo Nacional. Pilotos que se tuvieron que ir porque tuvieron que correr en alguna otra categoría, concretamente de la ACTC”, comentó Bessone también en el programa de TyC Sports.
“Me parece que es natural el crecimiento de la ACTC. No voy a analizar ese tipo de declaraciones porque creo que en lo que hay que trabajar es en mejorar aún más el automovilismo nacional que tenemos”, expresó Hugo Mazzacane, máximo responsable de la ACTC, sin querer entrar en la polémica.
Estas acusaciones pusieron en el ojo de la tormenta al actual presidente de la CDA del ACA, Carlos García Remohí, quien debido a esta polémica tambalea en su cargo. Sin demorarse ni un minuto el presidente del ACA, Jorge Rosales y su comisión directiva, se comunicaron con distintos actores de la actividad para investigar sobre la falta de autoridad y de gestión como ente rector.
Según publicó el portal de noticias carburando.com Remohí está cansado y siente que le queda poco tiempo en el cargo, además de que en pocos meses también perdió la oportunidad de ser vicepresidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), ya que su candidato a presidente, Graham Stoker, perdió las elecciones, sumado a que en la Argentina salieron a la luz estas enormes irregularidades en el automovilismo nacional, en las que es el principal apuntado.
Pero tampoco se va a ir tan rápido de su presidencia debido a que primero debe acomodar todas las polémicas que se le adjudican, ya que es muy respetado en la FIA y no se quiere ir por la puerta de atrás de su función en este país.
Ya hay un principal candidato a sucederlo, Eugenio “Chipi” Breard. Fue piloto del Turismo Nacional, también participó del Turismo italiano y se desempeñó como directivo de la tabacalera Philips Morris. Además tiene un gran vínculo político con Mauricio Macri, por eso la comisión directiva del ACA lo ve con muy buenos ojos para que sea el reemplazante de Remohí.
Breard se reunió con personalidades del automovilismo nacional para que integren la nueva directiva, la intención va a ser mostrar una rápida reacción, donde en cada carrera fiscalizada por la entidad habrá una presencia de una persona fuerte en la comisión y apuntará a aliviar el bolsillo de los pilotos con foco inmediato en las categorías escuela y karting.
Tras estas denuncias, el ACA se hizo responsable y deberá transformar la matriz del automovilismo argentino, posicionarse en el lugar que le corresponde como ente madre, por poder y autoridad. También tiene la tarea de reacomodar las categorías que dejó crear durante estos años y que se siguen creando.
Si no se actúa rápidamente la crisis puede seguir en aumento y se corre el riesgo de que se produzca un cisma en el deporte, entre la ACTC y el ACA, provocando que la primera asociación cree una nueva entidad madre, ocasionando la debacle definitiva del deporte.
Autor: Tomás Fernando Raggio, Segundo A , Turno tarde