El Indian Wells Tennis Garden estaba repleto, la superficie del terreno, emanaba el calor de la ciudad californiana. Por un lado, Taylor Fritz, local en su tierra y por el otro Rafael Nadal, el legendario español.
A Rafa no se lo notaba cómodo jugando ese partido, arrastraba una dolencia desde la semifinal, que le impidió estar al máximo de sus capacidades para afrontar la final del torneo. El diagnóstico posterior fue una fisura de estrés del tercer arco costal izquierdo, por lo que el español fue baja de los últimos eventos de polvo de ladrillo, teniendo una recuperación de entre cuatro a seis semanas.
“Estoy hundido y triste, pero siempre he tenido ese espíritu de lucha y superación y lo que haré es tener paciencia y trabajar duro tras mi recuperación”, declaró Nadal en conferencia de prensa.
En esa oportunidad, la situación del tenista puso el foco de atención en lo que parece ser, el estrés, un factor recurrente en el mundo del tenis. Como consecuencia de la práctica de este deporte individual en el que recae en el deportista con todo el peso de ser el único protagonista, generador de dinero y víctima de un círculo de competencia y presión.
Cuarenta y cinco días después, a Nadal se lo vio disputando un nuevo Masters 1000, esta vez, en su país; como local y con el apoyo de su gente. Pero le tocó enfrentar a su compatriota Carlos Alcaraz, un joven que viene en ascenso en el ranking mundial y en la consideración del tenis.
Luego de la derrota, le preguntaron a Rafa sobre su estado físico, a lo que respondió que estos torneos lo iba a utilizar a modo de entrenamiento para tratar de competir en París en optimas condiciones físicas. Pero la inactividad de su primera lesión, trajo consecuencias en otra que acarrea el español hace ya un tiempo. Nadal, sufre una lesión degenerativa en su pie izquierdo –enfermedad de Muller-Weiss – que es crónica y que tras el parate por la lesión en su costilla le impactó de manera negativa a la hora de volver a las canchas.
En su último partido en el Masters 1000 de Roma, el cual perdió contra el canadiense Denis Shapovalov en octavos de final, se lo vio al español con dolor en su pie y rengueando. “El dolor me quita la felicidad, llegará un momento en que mi cabeza diga basta. No solo por el tenis, sino por mi vida. Me gusta jugar, me gusta competir, pero vivir con dolor es muy duro. Solo espero que mi pie me permita seguir compitiendo”, comentó el español en conferencia de prensa luego de esa derrota.
Esa imagen planteó el interrogante: ¿Llegará Rafa a recuperarse para competir en Roland Garros? ¿El dolor crónico le permitirá continuar con su tenis en el máximo nivel?
Uno de los impactos más importantes para los tenistas en la pandemia fue la falta de entrenamiento y las dificultades para regresar a las canchas. Todos han perdido ritmo de entrenamiento y de competencia; sintiendo de esa manera, un déficit en su estado físico y en sus condiciones de juego. ¿Tendrán que ver las lesiones, con la vuelta a la actividad de alto rendimiento después tanta interrupción?
El tenis fue uno de los primeros deportes en volver a competir; primero porque al ser un deporte individual se podían cumplir los protocolos, segundo porque se estaba perdiendo millones de dólares y tercero porque los jugadores estaban parados.
La situación de Nadal, como puede ser la otros/as tenistas, expone las problemáticas que se dan en la práctica deportiva, en un ámbito donde se les exige a sus competidores el máximo rendimiento y exposición, dejando de lado el juego y priorizando el negocio de las grandes corporaciones; haciendo participar a los tenistas en varios circuitos a lo largo de todo el año -de enero a noviembre- estando lejos de su familia y de hotel en hotel; con la presión, el estrés, la ansiedad, impactando de manera negativa en su salud mental. Exigiendo el máximo de sus capacidades físicas para disputar los torneos más importantes del calendario, acelerando el tiempo de recuperación de sus lesiones para volver a competir; y no perder puntos y posiciones en el ranking. Mientras que el circuito tirano y de poder continúa generando millones y dando la vuelta al mundo.
Autora: Gisela Bombino, 2° A, turno tarde