Irina, una mujer ucraniana de 76 años, logró escapar de la guerra con Rusia para poder reencontrarse con su hija y nietas en Buenos Aires, Argentina. “Nunca imaginé que podría volver a ver a mi abuela”, aseguró Lila, de 31 años, mientras la esperaba en el aeropuerto con un ramo de flores y un cartel de bienvenida. La última vez que las dos se habían visto en Argentina había sido mucho antes de la crisis económica que inició en 2001.
Irina es parte del primer grupo de ucranianos que viajaron de refugiados a Argentina, en busca de una vida más tranquila y mejor. Entre ellos se encuentra Alina, una joven de 27 años que logró escapar con sus dos hijos pequeños, de 2 y 7 años. A ellos los siguió Bohdad, un hombre de 37 años que pudo evitar pelear en el frente debido a que tiene un problema de salud.
“Estoy muy feliz de haber podido escapar de Ucrania y poder empezar una nueva vida lejos de la guerra, en Argentina”, contó Bohdad en un diálogo con el diario Clarín.
Este grupo de refugiados llegó a Argentina por el vuelo humanitario a cargo del médico y piloto Enrique Piñeyro, quien estaba regresando al país de su cuarta misión humanitaria. Los ciudadanos ucranianos arribaron al Aeropuerto Internacional de Ezeiza a las 8.15 de la noche, con una visa humanitaria facilitadas por el Gobierno.
Enrique Piñeyro quiere llevar más refugiados a Argentina, “Ojalá esta sea la puerta de entrada y que el próximo vuelo venga a la Argentina con más ucranianos. Acá el problema es organizar los problemas sociales para que la gente que no tiene quién lo reciba consiga un hogar”, comentó Enrique Piñeyro, mientras decía que la mitad de refugiados, aproximadamente, no tienen a nadie que los pueda hospedar. Además, en un diálogo exclusivo con Clarín, Piñeyro se reafirmó en su postura de sacar a más personas del terrible conflicto que están viviendo en Europa. “Si Cancillería activa los planes que estaban en carpeta de papeles blancos y si las ONG organizan la recepción de algunos refugiados va a ser más fácil que el próximo avión venga con más ucranianos. Es un tema de movilizarse ante las tragedias dramáticas”.
El gobierno nacional, a través de las Migraciones, tramitó visas humanitarias para los ucranianos que eligieron viajar a la Argentina. Podía hacerse de este modo o recibiendo a las personas bajo la figura de refugiados. Tal como dice el estatuto internacional, un refugiado es una persona que necesita protección porque está en riesgo su vida. Aceptar refugiados como tales, en última instancia suponía reconocer la naturaleza del conflicto y asumir el riesgo que instala Rusia sobre la población ucraniana. Algunos interpretan que el gobierno buscó evitar esta definición.
Sin embargo, Juan Carlos Murillo, (representante regional del sur de América Latina de ACNUR, la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas), aclara: “la Argentina fue clara con nosotros en que está dispuesta a recibir y otorgar el carácter de refugiado a quien lo pida”. Por lo pronto, la visa humanitaria les permite acceder a un documento y asegura acceso a la educación y la salud. “Desde ACNUR estamos poniendo en movimiento toda una red de apoyo para necesidades concretas que puedan tener quienes lleguen a la Argentina y articulando con la sociedad civil para dar apoyo con los diferentes requerimientos que puedan surgir. Por ejemplo, si quieren aprender el idioma colaboramos a través de la UBA”, explica.
Desde el gobierno nacional también aseguran que la disposición para recibir ucranianos estuvo desde el principio. Ya en las primeras reuniones que tuvieron en marzo en la sede central de Cancillería los funcionarios expresaron su intención de ofrecer visas humanitarias a quienes quisieran llegar al país. Además, se instalo un operativo para poder recibir donaciones gracias al ofrecimiento de Solidaire de trasladarlas hasta Polonia.
“Argentina y este gobierno siempre tuvieron una política sensible a los refugiados humanitarios y en marzo se autorizó el ingreso y la permanencia en el país por razones humanitarias de ciudadanos ucranianos, facilitándole tramites y excepciones administrativas para su ingreso, además de activar con ACNUR un programa específico de ayuda humanitaria”, expresaron desde Cancillería. Más allá de la voluntad, no hubo ningún tipo de apoyo material a la acción ni movilización de recursos.
Oriana Ramírez – 2°B Turno Tarde