«Es difícil describir con palabras todo lo vivido en estos 15 años de selección”, fueron las palabras que escribió para expresar todo su amor a la Albiceleste. A pocos días de cumplir 31 años Sebastián Solé le dijo adiós al seleccionado argentino. El rosarino explicó que era momento de dedicarle tiempo a su familia y a su futuro. “Nada tiene que ver con mi ciudadanía italiana”, aclaró.
De chico, Seba tenía la competitividad en la sangre, no importaba si era sobre el tatami, o en la canchita de barrio, o en el vóley. El siempre debía ganar. Y por suerte, las opciones eran varias en el sudoeste de Rosario, en el barrio Triangulo donde pasó su infancia. Allí crecería junto a sus hermanos, pero Emanuel, el del medio, fue un modelo a seguir. Copiaba todo lo que hacía. Eso lo llevó por todas las actividades, desde taekwondo, pasando por fútbol hasta vóley. Sus padres, Alicia y Oslando, siempre inculcaron la práctica y había libertad para probar y elegir.
Si bien taekwondo, no le gustaba mucho por el equilibrio en sus poses, o el fútbol no le era suficiente. Fue dentro del club Triángulo donde elegiría la afición que más tarde lo llevaría a jugar en tres Juegos Olímpicos. Una vez encontró su amor por el vóley, quemó todas las etapas rápidamente. Y llegó su oportunidad, el fichaje de Sonder. Al rato las convocatorias a las selecciones rosarina y santafesina, a la de menores de Argentina y sin siquiera haber entrenado con las juveniles, se fue a jugar un mundial con Argentina en esa categoría. El histórico bronce en Pune 2009, lo catapultó a la mayor en 2010 disputando su primera Liga Mundial FIVB.
Tan rápido sucedió todo que nada le hizo pensar que estaría disfrutando el show de apertura, en el estadio Wembley de Londres, de un tal Paul McCartney. Y observando como la antorcha se aproximaba al pebetero para darle comienzo a los Juegos Olímpicos del 2012. A pesar de la amarga derrota frente al clásico sudamericano, la emoción y experiencia no se la quitaba nadie. Luego llegaría a las grandes ligas, tras defender la camiseta del club Bolívar por tres temporadas y su oro en el Campeonato Sudamericano de clubes. La Superliga Italiana sería su próximo destino. El Club Trentino Volley de Italia, fueron sus primeras experiencias en el extranjero. Y mal no le fue, ya que ganaría el campeonato de ese país junto con la Supercopa Italiana.
Más pronto que tarde, la revancha con la albiceleste llegó en Toronto. En los Juegos Panamericanos 2015, Argentina y Brasil se cruzaron en busca de la gloria máxima. Esta vez no pudo ser para los verdeamarela, y Solé junto con Conte, De Cecco se subieron al podio y con el himno de fondo, las medallas eran colgadas en el pecho inflado de orgullo.
Parecía que pasó mucho tiempo desde sus primeros pasos. Y en un abrir de ojos, llegaría Río 2016 y una desafortunada derrota frente al mismo rival, que ya parecía una piedra en el zapato. A partir de ahí, Solé continuó adquiriendo madurez en Italia ganando nuevamente el oro en la Supercopa Italiana. El llamado a la selección vino para disputar su último juego olímpico en Tokio 2020. El “nene malo”, así famosamente llamado por los relatos del periodista José Montesano, fue un jugador clave para la obtención de la medalla de bronce.
Ahora disputa la serie final de la liga de Italia. Su equipo, Sir Safety Conad Perugia, se enfrenta al de Luciano De Cecco, Volley Lube Civitanova. El ambiente quizás sea distinto a raíz de su decisión pero ambos comparten el amor a la selección que hicieron que se unan en cada convocatoria. Esta vez Luciano ya no viajará junto con Solé desde Italia. «Mi camiseta es y será la albiceleste!! Aguante Argentina carajo!!», dándole todo su apoyo al albiceleste.
Hoy nos toca despedir a uno de los grandes emblemas de nuestra querida Selección 🇦🇷
Queríamos que primero pudiera expresarse él, pero ahora nosotros no queremos dejar de contarle todo lo que lo vamos a extrañar ✨@sebasole11 pic.twitter.com/qct56OwrDr
— Voleibol Argentino (@Voley_FeVA) April 29, 2022
Matías Iasci, 2° A TN