Con la llegada del invierno y el frío en Europa, subió la cantidad de contagios de Covid-19 y más allá del avance en la vacunación, es abultado el porcentaje de la sociedad que decide no vacunarse. Ante ello, fueron varios los países que tomaron medidas para restringir ciertas actividades.
Uno de los países más estrictos en sus determinaciones fue Portugal, que pese a tener al 87% de su población vacunada optó por el teletrabajo obligatorio en todas las empresas, el cierre de negocios de hotelería y gastronomía y la suspensión de la vuelta a las aulas.
Ya el año pasado en Navidad y año nuevo se vio un avance en la cantidad de casos positivos y en cantidad de muertes, por ello la vuelta a la escuela luego de las fiestas será el lunes 10 de enero y no el 3 como estaba previsto según el calendario, para poder detectar a tiempo a aquellos que están contagiados.
Austria fue otro de los países que volvieron a las viejas medidas del inicio de la pandemia. Impuso un confinamiento obligatorio para aquellos ciudadanos que no estén vacunados y luego la restricción también se implementó para aquellos que también estén vacunados ya que no se observó una baja notable en los casos.
En Austria el 66% de la población está vacunada y en el reporte del 24 de noviembre se detectaron 15.000 casos positivos, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia. Por otro lado, Eslovaquia también implementó la cuarentena obligatoria por dos semanas.
Otro de los países europeos que volvieron al confinamiento por el estado de emergencia fue República Checa, el país con el cierre total más largo, con un total de 30 días. Países Bajos cuenta con más del 72% de su población vacunada pero se encuentra con el sistema sanitario saturado, por ende también se esperan cierres.
Alemania presentó 400 contagiados cada 100.000 personas; cuenta con limitaciones en el transporte público y las jornadas laborales, además una de las ideas que planean para el año que viene es la obligatoriedad de la vacuna mientras cuentan con el 70% de la población inoculada.
Bélgica impuso el teletrabajo cuatro días por semana, el uso de mascarilla que había dejado de ser obligatorio en el verano como la mayoría de los países europeos, límites en aforos y utilizar certificados sanitarios. Por otro lado, en Grecia, se dispuso que los «no vacunados» no puedan acceder a restaurantes, cines, teatros, museos, gimnasios y edificios públicos y cuentan con solo el 61% de la gente inmunizada.
Una de las medidas que tomó la Unión Europea el pasado viernes 26 de noviembre fueron la restricciones de la llegada de vuelos provenientes del sur de África debido a la nueva cepa del virus “Omicron”, que pone en jaque al mundo por la velocidad en la que se transmite.
Ursula Von Der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, publicó en sus redes sociales sobre la medida en base a la nueva cepa y dijo: “Sabemos que las mutaciones podrían llevar a una expansión del virus. Es importante que toda Europa actúe con rapidez, decisión y unidad”.
De todas maneras, Europa era uno de los continentes más abiertos en base al flujo fronterizo al tener solo el 7% de sus límites con el resto de los países completamente cerrados, lejos del 65% de Asia y el Pacífico, y algo menos que África, el 9%.
Además de las restricciones, Europa necesita seguir avanzando con la cantidad de porcentaje de población vacunada para evitar la suba de casos, la propagación de nuevas cepas y las muertes.
Martina Gallucci