La todavía canciller de Alemania, Ángela Merkel, quien será reemplazada en su cargo por el socialdemócrata Olán Scholz a principios del próximo mes, aseguró que se viven días de mucha tristeza en el país, debido a la llegada de la cuarta de ola de coronavirus, luego de que se pasara el umbral de 100.000 decesos por COVID-19. Merkel pidió constantemente la toma de medidas más estrictas para tratar de controlar la propagación de la enfermedad, pero con su mandato de 16 años a días de culminar, su capacidad para influir en la política pandémica es limitada.
Sin dudas Alemania atraviesa su ola más violenta desde el inicio de la pandemia, y poder contrarrestarlo será el principal desafío del gobierno entrante. La nueva coalición gubernamental tomará las riendas los primeros días de diciembre, tras el acuerdo anunciado entre socialdemócratas, Verdes y liberales, admitiendo su líder Olán Scholz que “la situación es realmente alarmante”. El rebrote se extiende por todo el continente europeo, y es actualmente la región del mundo más castigada con casi 30.000 fallecidos en una semana, y esto se presenta especialmente en los países con tasas de vacunación más bajas como es el caso de Alemania o su país vecino Austria, donde el gobierno reintrodujo el confinamiento de la población.
En el caso alemán, el porcentaje de población completamente vacunada se sitúa alrededor del 69 %, por debajo de otros grandes países europeos como España, Francia o Italia. Por ahora, la futura coalición del gobierno descarta la idea de un confinamiento nacional y apuesta por la generalización de un certificado sanitario en los transportes y restricciones de acceso para los no vacunados a ciertos lugares. Scholz aseguró que estudiarán una eventual extensión de la obligación a vacunarse. Asimismo, Merkel le ha pedido a los 16 estados del país endurecer las restricciones para contener el incremento exponencial de los casos.
En otros países de Europa, como por ejemplo Bélgica, se anunció una serie de medidas en un intento por evitar nuevamente la cuarentena. El primer ministro Alexander De Croo aseguró que “todas las señales son rojas”. Austria impuso en cuarentena a aproximadamente dos millones de personas no vacunadas, debido a que reportó infecciones diarias récord el pasado miércoles. Lo mismo sucedió en Países Bajos en cuanto al récord de casos diarios y en Suecia, la ministra de Asuntos Sociales, Lena Hallengren, afirmó que “los que no están vacunados no pueden seguir con normalidad, su contribución más importante es vacunarse”, aceptando que la medida era dura pero que Suecia no estaba aislada del resto del mundo.
Javier Burrai