Carlos Monzón nació en Santa Fe un 7 de agosto de 1942. Por necesidad económica en una familia de bajos recursos, dejó sus estudios para empezar a trabajar de joven y así ayudar a su familia. En su tiempo libre empezó a boxear.
En sus inicios, tenía problemas en su condición física debidos a su alimentación inadecuada, sin los nutrientes necesarios para una práctica deportiva de alto impacto, pero la furia y la fuerza con la que pegaba sus golpes sumado al entrenamiento, le hicieron ganar confianza.
Ganó su primer título (FAB peso mediano argentino) en septiembre de 1966, luego de tres años desde su primera pelea profesional.
En la categoría de peso mediano se consagró como campeón de Santa Fe, campeón argentino y posteriormente campeón sudamericano. Todo esto generó que para el año 1970 Monzón buscara el cinturón más grande retando al italiano Nino Benvenuti por el Título Mundial en lo que sería la quinta defensa del título para el europeo.
Monzón para ese entonces tenía un récord de 68 victorias, 9 empates y 3 derrotas convirtiéndose en un boxeador muchísimo más completo que en sus inicios y con un invicto de 52 combates. Benvenuti era el poseedor del título Mundial de peso Mediano, también había sido Campeón Mundial Olímpico en peso Welter y llegaba al combate contra el argentino con un récord de 82 victorias, 1 empate y 5 derrotas.
Monzón no era muy conocido internacionalmente y llegaba al momento de la pelea subestimado y minimizado ante la imagen de Benvenuti. Un reconocido campeón europeo contra un humilde boxeador de Santa Fe marcado por el sacrificio.
Monzón sabía que no era el favorito ante los ojos del mundo y que también Benvenuti era mucho más mediático, pero confiaba en su potencial. Cuando el argentino llegó a Italia, sufría dolores en las manos y el entrenador argentino Juan Carlos «Toto» Lorenzo que se encontraba dirigiendo en la Lazio, le brindó la ayuda del médico del plantel.
Desde el inicio de la pelea, los italianos se sorprendieron por el combate que se estaba dando Monzón. Los rounds iban pasando y las tarjetas del combate se inclinaban a favor del campeón defensor, la pelea era a 15 asaltos y ya en el episodio 11 el italiano se encontraba bastante desgastado por el combate que dio el argentino, pero si aguantaba sin ser noqueado se llevaba la batalla y se quedaba con el título.
En el descanso después de finalizar el round, su entrenador, Amilcar Brusa, le dijo: «Ese hombre está muerto, vaya y póngalo nocaut». Y en el duodécimo round Monzón cumplió: arrinconó a su rival y le impactó un cross de derecha al mentón que fue suficiente para noquear al campeón defensor y de esta manera quedarse con la batalla y con el título mundial.
La pelea es recordada como una de las mejores de la historia del argentino. Un año después, llegó la revancha y Monzón volvería a ganar retirando al italiano.
El argentino defendió exitosamente su título mundial en 14 ocasiones y se retiraría sin que le ganaran en una pelea por su título mundial de peso mediano.