A los 23 días del mes de agosto de 1973, en Quilmes, el deportista Eric Gull llegó al mundo con un futuro brillante plasmado en el destino. El «Flaco», inició su carrera deportiva dentro del handball dentro del club Alemán de la ciudad donde nació. Su vínculo se extendió hasta 1997, año en el que participó por primera vez del Campeonato del Mundo con la Selección Argentina en Kunamoto, Japón.
Lo que no sabía era que su participación era una puerta de las tantas que se abrirían a lo largo de su vida, donde viajaría y disfrutaría de múltiples culturas, pues en ese mismo año inició su excursión por clubes extranjeros, siendo el primer destino el Santo André de Brasil. Sin embargo su pasaje por el equipo paulista no duró mucho. Al año siguiente se trasladó hacia Suecia para competir con la casaca de Lugi, dejando nuevamente su puesto para volver al vecino país meses después, sumándose así al Sao Caetano.
El nuevo siglo prometía más allá de los idas y vueltas pasadas. En el 2000 su paso por el Ademar León lo convirtió en el primer argentino en jugar en Liga ASOBAL de España, ganando con ese equipo la Copa del Rey.
El tour prosiguió por Francia, instalándose en el Sélestat por dos años, donde su figura se destacó más que nunca. El Esperance de Túnez lo acunó por una temporada, coronándose campeón del torneo, para luego cederlo al Medwedi Tschechow de Rusia, club que lo fichó desconociendo, por obvias razones, lo que sería su actuación con Argentina en el Mundial de Portugal 2003, donde Gull lució su audacia con su brazo izquierdo.
El handball español puso el foco nuevamente en él y el Valladolid fue el conjunto que lo acogió por un tiempo mayor que el resto. Para ese entonces su destreza estaba en el mejor momento y así llegó a ser el goleador de la Liga ASOBAL 2005-2006 con 220 tantos, siendo escogido como el Mejor Lateral Derecho de la competición. Como si fuera poco, también logró dos Copas del Rey y llegó a la semifinal de la Champions League junto a Alen Muratovic.
Alcanzando el punto cúlmine de su carrera, hacia 2007, el que en varias de sus disciplinas es considerado como uno de los mejores equipos de la historia, el Barcelona, lo fichó. Sin embargo, el tropezón más grande llegó transformado en lesiones. Todo su potencial fue opacado en el conjunto blaugrana y debió migrar hacia Qatar, para ser jugador de Al-Sadd, donde ganó la liga local.
A pesar del mal presagio que pudo haber sido aquel capítulo en su vida, seguía otro y éste lo escribió en el Ciudad Real español (actual Atlético de Madrid) colmando con gloria las páginas, logrando otra medalla de la Liga ASOBAL y hacerse del SuperGlobe.
Con la camiseta albiceleste se pudo consagrar campeón de los Panamericanos 2000, 2002 y 2010. Además, disputó los Mundiales de 1997, 1999, 2001, 2003 y 2009. Si fuese posible añadir más estrellas a su intachable carrera, cabe destacar su participación entre los tres jugadores americanos nominados a Mejor Jugador del Mundo gracias a la actuación desarrollada en 2003; sumando a su nombramiento en la lista de Olimpias de plata en tres oportunidades y, asimismo, su conquista del Premio Konex.
Tras dar vueltas por el mundo, consiguiendo logros con los que las próximas generaciones soñarán y obteniendo el nombramiento como el mejor jugador argentino de handball de la historia, detrás de Diego Simonet, volvió a su ciudad natal y ocupa el cargo de asistente técnico de AACF Quilmes de la Liga de Honor de Caballeros.
Su leyenda está plasmada en el handball, siendo el ejemplo que jamás imaginó ser, demostrándose a él mismo que nunca hay que esperar poco de la vida y sus giros. Su camino por el deporte no está terminado, seguirá brindando lo mejor a las próximas generaciones, confiando así que podrá llevar a Argentina a lo más alto del mundo.
Cyntia Santa Cruz, 2° B, turno mañana