Hay disciplinas que evolucionan a lo largo del tiempo, en el que también van destacándose esos deportistas con historias que valen la pena ser narradas. Una de ellas fue Alberto Zorrilla: una persona que brilló con su estilo libre siendo así el primer y único nadador argentino en ganar una medalla de oro en los 400 metros libres de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 con un tiempo de 5:01.6, artífice de un récord olímpico.
Nació en Buenos Aires, en 1906, pero está radicado en Estados Unidos desde 1927; adoptando la nacionalidad en 1954. Desde pequeño, supo que su pasión era la natación. Es por eso que había comenzado a entrenar en el Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires para luego continuar en el New York Athletic Club.
Integró la delegación olímpica argentina en tres oportunidades 1924, 1928 y 1932; siendo abanderado en esta última y habiendo un conflicto de por medio. Pero antes, la gloria…
En los Juegos Olímpicos de París 1924 quedó en segundo lugar en los 100 metros estilo libre.
En los Juegos de 1928 consiguió sin dudas su logro más importante en la prueba de 400 metros libres, en donde debió enfrentarse al sueco Arne Borg y el australiano Andrew Charlton, ambos con múltiples récords mundiales y ganadores de tres medallas cada uno en París, donde habían salido segundo y tercero respectivamente, en la prueba de 400 metros estilo libre, detrás de Johnny Weissmüller.
El sueco además había ratificado su favoritismo al romper dos veces el récord mundial en 400 metros libres (4:54.7 y 4:50.3) y ganar el campeonato europeo de 1926 en 400 y 1500 metros libre. Hasta ese momento el récord olímpico era del estadounidense Weissmüller con un tiempo de 5:04.02 hasta que en la final corrida el 8 de agosto de 1928, En los últimos 50 metros, Zorrilla, tomó la punta ganando la prueba con un tiempo de 5:01.6 adueñándose del récord olímpico.
En aquellos Juegos, el argentino corrió también los 100 y los 1500 metros estilo libre, llegando en ambas a la final. En los 100 quedó en séptima posición, mientras que en los 1500 finalizó en la posición cinco obteniendo un diploma olímpico.
En 1932, para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, el Gobierno de Agustín Pedro Justo tomó la decisión de reducir al máximo el presupuesto destinado a la representación argentina, aduciendo las dificultades económicas generadas por la Gran Depresión (crisis financiera mundial). Durante los Juegos mismos, surgió un conflicto entre los deportistas y las autoridades argentinas debido a la falta de envío de fondos para afrontar los gastos de entrenamiento, transporte y estadía.
Zorrilla, abanderado de la delegación olímpica, asumió el papel de vocero de los deportistas y ante la falta de respuestas, decidió excluirse del equipo argentino y no se presentó a competir en la prueba de 400 metros libre, informando oficialmente en la competencia que estaba enfermo.
Además de la natación, compitió en otros deportes y actividades de destreza, entre ellas remo, waterpolo, atletismo y aviación deportiva, volando en aeroplanos de la Primera Guerra Mundial. También fue bailarín de salón de competición y ganó el Campeonato Europeo de Baile de Salón en 1931.
Estuvo casado con una islandesa llamada Sonja Benjaminsson, con quien logró obtener una gran fortuna invirtiendo en Wall Street que le permitió llegar a residir en la exclusiva zona de Park Avenue, Nueva York.
Cabe mencionar también que Zorrilla, junto con el sueco Arne Borg, son los únicos nadadores de la historia en alcanzar las finales de todas las pruebas de estilo libre.
Debido a su gran trayectoria, en 1976 fue incluido en el Salón Internacional de la Fama de la Natación. En 1980, recibió un Diploma al Mérito en la primera edición de los Premios Konex como uno de los cinco mejores nadadores de la historia argentina.
El único nadador argentino en ganar una medalla de oro olímpico falleció en Miami en 1986. En la actualidad una de las calles de la Villa Olímpica de la Juventud y cada 8 de agosto se conmemora el día de la natación argentina debido a la obtención de aquella presea.
Por: Alarcón Alan 2°A