A los 41 años, Luis Alberto Scola ha decidido poner fin a su carrera como basquetbolista, aunque seguirá ligado al mundillo de la redonda como CEO del Pallacanestro Varese de Italia, tal y como lo ha anunciado la institución el 20 de septiembre.
Así, Luifa pone el broche a una carrera de más de 23 años, que deja un legado, no solo a partir de su palmarés, sino también por su actitud como profesional, convirtiéndose así en un emblema para los jóvenes, y consiguiendo el respeto y reconocimiento de los más experimentados.
Su único club en la Argentina fue Ferro Carril Oeste, en el que estuvo hasta los 18 años, y desde esa edad emprendería un viaje por varios clubes de España, Estados Unidos, China, e Italia. En 2005 casi es fichado desde la NBA cuando jugaba en España por los San Antonio Spurs, donde podría haber sido compañero de Manu Ginóbili. Pero incapaces de pagar la ficha, el traspaso se cayó. Se quedaría en el TAU Cerámica de España hasta 2007, donde comenzaría su travesía por la NBA, comenzando por los Houston Rockets -hasta 2013- , donde, a cabo de su primera campaña integró el quinteto de los mejores rookies junto con Kevin Durant, entre otros, seguido de clubes como Indiana Pacers, Toronto Raptors, y los Brooklyn Nets, finalizando en 2017.
A partir de ese momento comenzaría una travesía por China e Italia, pero lo más recalcable de su carrera fueron sus intervenciones en la Selección de básquetbol de Argentina, teniendo su debut el 15 de junio de 1999, siendo así capaz de sostenerse por más de 20 años en su puesto. Fue integrante de la llamada Generación Dorada, donde formó equipo con Manu Ginóbili, Fabricio Oberto, Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Pablo Prigioni y Walter Herrmann. Con esta camada, ganaría la famosa medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, siendo Luis el segundo máximo anotador de Argentina, y también el jugador del torneo que más tiros de campo anotó (57), por delante de estrellas como el chino Yao Ming o el español Pau Gasol.
Atenas representa el título más significativo de Scola, sin embargo, no sería el único, ya que su palmarés con la selección se extiende hasta 16 medallas en torneos absolutos, con medallas de oro en el FIBA Américas en 2001 y 2011, FIBA Diamond Ball en 2008, y siendo campeón en los Juegos Panamericanos de Lima de 2019. También conseguiría dos subcampeonatos mundiales, uno en 2002 y otro en 2019, este último siendo más que meritorio: a sus 39 años, además de llegar a la final, salió elegido en el mejor quinteto de la competencia.
Un medallero que respalde su persona como figura de culto dentro de lo que es el mundo del deporte en general no es suficiente para describir a Luis Scola. Las estadísticas son un factor que suma dentro de su currículum, mas no es suficiente para describirlo. Su imagen se agranda a partir del profesionalismo y el compromiso que ha tenido a lo largo de su carrera, junto a la dedicación en cada lugar donde estuvo.
Este estamento va ligado a su mentalidad y su cultura de trabajo, lo cual se explica con los detalles que tuvo en el seleccionado nacional, llegando a disputar 169 partidos -siendo el mayor exponente en ese apartado-, como también la anécdota que tuvo para el Mundial de 2019.
Para dicho Mundial, y en un momento en el que se encontraba sin club -había terminado su vínculo con Shanghái Sharks de China-, tomó la decisión de prepararse por su cuenta, en un campo de la ciudad de Castelli durante 14 semanas, antes de comenzar los entrenamientos oficiales con la Selección. Según su padre, incluso durante oleadas de frío, se levantaba a las 7 de la mañana a correr, ya sea en su cancha o en su campo. Contaba con la compañía de Marcelo López y Mariano Sánchez, su preparador físico y entrenador respectivamente.
Luis Scola tuvo su suerte de Last Dance frente a Australia en los Juegos Olímpicos 2021 de Tokyo, donde cayó en cuartos de final 97-59. El partido se frenó a poco menos de un minuto para el final para que todo el estadio lo ovacionara.
Ahora comenzará una nueva etapa en su vida, donde se lo seguirá viendo dentro del ámbito de la naranja, ahora con su rol de director en su club, con el objetivo de “mirar hacia la NBA y y copiar el marketing, el análisis de datos, el desarrollo de jugadores y las divisiones juveniles», tal como manifestó al asumir su cargo.
Dante Nazareno González, 2° B, turno mañana