Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) terminaron el pasado 12 de septiembre con un escrutinio desfavorable para el oficialismo que provocó el comienzo de un distanciamiento entre el presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
El Frente de Todos perdió en sectores importantes como Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y en la Ciudad de Buenos Aires, lo que evidenció una señal de disconformidad de los votantes y la necesidad de revertir esta derrota en el seno del gobierno, al menos, esto fue lo que interpretó inmediatamente la ex-presidenta.
Las horas post-Paso pasaban y el primer mandatario se negaba a tomar alguna medida de cambios hasta el momento que recibió el tsunami de renuncias ministeriales el jueves 16 de septiembre, provenientes de políticos más cercano al Kirchnerismo. Una decisión que fue considerada como un “golpe de estado” por la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.
Los ministros que presentaron sus renuncias al presidente fueron: Roberto Salvarezza de Ciencia y Tecnología, Juan Cabandié de Medio Ambiente, Eduardo “Wado” de Pedro del Interior, Tristán Bauer de Cultura y Martín Soria de Justicia.
El Ministro del Interior concluyó su carta de remoción de esta manera: “Escuchando sus palabras del domingo por la noche donde planteó la necesidad de interpretar el veredicto que ha expresado el pueblo argentino, he considerado que la mejor manera de colaborar con esa tarea es poniendo mi renuncia a su disposición”.
Esto generó un efecto dominó en el cual otros políticos exteriorizaron sus dimisiones públicamente: Luana Volnovich (titular del Programa de Atención Médica Integral o PAMI), Paula Español (secretaria de Comercio) y Fernanda Raverta (directora de la Administración Nacional de Seguridad Social).
Del mismo modo, funcionarios de la talla de Pablo Ceriani (Aerolíneas Argentinas), Martín Sabbatella (Acumar) y Victoria Donda (Inadi) expresaron el mismo pensar de forma verbal.
“No hay ningún ministro que pueda condicionar al Presidente”, expresó Alberto Fernández como primera reacción ante este movimiento grupal que representó un quiebre interno en la Casa Rosada y que presionó al mandatario a cambiar algunas de las figuras del gobierno nacional.
En este escenario de inestabilidad institucional, el Presidente comunicó una restructuración del gabinete el 19 de septiembre con los objetivos de poner fin a la crisis política del Frente de Todos, encaminar el oficialismo para revertir los resultados de las primarias de cara a las próximas elecciones generales del 14 de noviembre y relanzar nuevas medidas económicas que ayuden a reducir la inflación y pobreza en el país.
Alberto Fernández hizo su jugada política en consonancia con las demandas de la vicepresidenta expresadas en una carta abierta que se publicó en sus redes sociales. Además, el Presidente sacrificó su propia pulseada hacia sus hombres de mayor confianza con la movida del jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y la salida del vocero presidencial, Juan Pablo Biondi.
Los ministros que no siguen:
Felipe Solá de relaciones exteriores y Culto,
Sabina Frederic de Seguridad,
Luis Basterra de Agricultura, Ganadería y Pesca,
Nicolás Trotta de Educación,
Roberto Salvarezza de Ciencia y Tecnología,
Juan Pablo Biondi de la Secretaría de Comunicación y Prensa de Presidencia.
Los nuevos ministros:
Jefatura de Gabinete: Juan Manzur,
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto: Santiago Cafiero,
Ministerio de Seguridad: Aníbal Fernández,
Ganadería, Agricultura y Pesca: Julián Domínguez,
Educación: Jaime Perzyck,
Ciencia y Tecnología: Daniel Filmus,
Secretario de Comunicación y Prensa: Juan Ross.
Luis Eduardo Muñoz