La Cultura del Barrio, un Club Social y Deportivo, ubicado en el barrio de Villa Crespo, ofrece y dicta clases gratuitas para los chicos que viven en la Isla Maciel dándoles un espacio deportivo además de contención e inserción.
El Club está ubicado en la Murillo 957 (Villa Crespo); funciona como una sede social en la que se realizan ferias de ropa, de comida, recitales, Afodanza, Kick Boxing, Muay Thai y Boxeo. La cultura del Barrio tiene sus puertas de lunes a sábados; propone ser un lugar de inserción que lucha contra la discriminación e inculca valores desde la perspectiva social, hace ya quince años. Acorde a estos ideales, el proyecto de Boxeo Popular, “se sale” de sus cuatro paredes, para trasladarlo a la Isla Maciel, con la intención de expandirse para llegar a un lugar más marginado de la Ciudad de Buenos Aires y contribuir gratuitamente con la sociedad.
Matías Martínez, de 35 años, es profesor de boxeo en dicho establecimiento y pionero de esta iniciativa que, muy amablemente, aceptó responder unas preguntas para hablar un poco más de la movida deportiva y social que hoy en día hacen, como también para dar una mirada “desde adentro”.
– ¿Cómo y cuándo surge esta iniciativa de Boxeo Popular?
La iniciativa de las clases gratuitas es un proyecto social que tiene el club, en la parte deportiva algunas profesoras y profesoras del club viajamos hace cuatro años a Brasil a hacer un intercambio deportivo, cultural y social. En ese viaje visitamos proyectos sociales y populares en la favela La Rocinha y en Vidigal; ambas quedan en Rio de Janeiro. Terminamos formando parte de este proyecto social y nos convenció tanto que decidimos trasladarlo para acá.
-¿Por qué en la Isla Maciel ?
La verdad que fue algo que se dio ya que algunas personas del club ya habían hecho trabajos de alfabetización ahí y les habían quedado algunos contactos para poder empezar. Quiero aclarar que no sólo se dictan clases de boxeo sino que también se juntan alimentos no padeceros, aproximadamente para treinta familias, que la mayoría son de los chicos que vienen a las clases. Además hay apoyo escolar, se construyó un aula y ambientamos el patio que está situado en la calle Montaña. Salimos un poco de lo deportivo para poder ser funcionales desde otros aspectos y ofrecerles un espacio de contención e inserción. Este proyecto en febrero cumple tres años.
-¿Qué días se desarrolla dicha actividad y en qué horario?
Se desarrolla los sábados. Hay dos turnos: de 13 a 14 para niños de entre ocho y once años; y de 14 a 15 es para adolescentes, de 11 a 17 años.
-¿Cómo está conformado el «equipo» actualmente?
El equipo que va a la Isla los sábados somos tres profesores de boxeo, personas del club que se encargan de todo lo que son las donaciones y la distribución de alimentos como también de poner a disponibilidad autos para transportar esto o los equipos para entrenar; por ultimo también contamos con una asistente social que se encarga prioritariamente de la conexión con los chicos en el proyecto y sobre todo de tratar las familias.
-¿Cómo ese el contexto familiar con el que se encuentran?
Los padres generalmente están casi siempre en contacto. Ellos nos suelen agradecer continuamente, no sólo por la oportunidad de brindarles a los chicos la posibilidad de hacer deporte sino también por la contención que se les da, las donaciones de productos alimenticios y, también, lo que respecta el tema social, como trámites, ya que hay muchas cosas que no llegan a la Isla.
-¿Tuvieron alguna complicación?
Complicaciones siempre hay por el barrio y por la situación que este representa pero la verdad que no vivimos ninguna situación grave (¡por suerte!). Los chicos suelen venir con problemas, hay muchos temas de adicciones, muchos que dejan la escuela o directamente no van debido a problemas familiares u de otra índole. Siempre podemos ingresas con tranquilidad y nos sentimos cómodos en la Isla.
-¿Qué situación te llamó la atención?
La verdad que hay muchas situaciones. Los niños son muy particulares, cada uno tiene su historia, su familia por detrás y te encontrás con de matices de todos los colores. Por ejemplo, han venido a entrenar muchas veces descalzos los chicos. Sin duda, son situaciones que a uno le llegan desde lo emocional pero, que además de buscar todos los medios posibles para poder ayudarlos y motivarlos, ver esto te incentiva más a seguir invirtiendo en este proyecto.
-¿Qué planes tienen a futuro respecto con este proyecto? ¿Piensan expandirlo hacia otros lugares?
Nuestro proyecto o máxima aspiración a futuro sería tener un lugar nuestro en la Isla; un espacio en el que podamos montar un gimnasio y equiparlo lo mejor posible para poder sumar más chicos como también brindar las clases e demás actividades que llevamos a cabo con mayor comodidad. Lo que sería un lugar social propio, como el que tenemos en Villa Crespo, seguir trabajando como o venimos haciendo para las personas del barrio fomentando el deporte y los valores.
Escrita por: Tarantini, M. Lucila