Si bien fue la película más taquillera del año 1981 y esta semana se empezó la grabación de una quinta entrega, el comienzo de este fenomenal filme fue duro y superó un camino más que complicado para convertirse en una leyenda en el cine de aventuras.
La mente brillante detrás de la creación del mítico personaje fue George Lucas, que, inspirado por las películas de acción que miraba cuando era un niño, empezó a crear una obra llamada “The Adventures of Indiana Smith” (Las aventuras de Indiana Smith).
Pero para darle otro punto de vista, incluyó en el desarrollo de la historia a Philip Kaufman, que es arqueólogo, y fue quien por ejemplo introdujo la idea del arca perdida que contenía las tablas de los mandamientos de Jesús. De todas maneras, Lucas decidió poner en pausa el trabajo debido a que prefirió centrarse en Star Wars, obra que también lo tuvo como creador.
Sin embargo, en medio de unas vacaciones en Hawaii con amigos, todo cambió. Con el inminente estreno de La guerra de las Galaxias en el año 1977, George quizás tuvo una de las mejores decisiones de su carrera. Steven Spielberg, gran director de cine, se encontraba con un proyecto más que interesante en mente; dirigir una película de James Bond. No obstante, al escuchar eso, George le propuso un proyecto diferente, y así es como lo cuenta Spielberg: «George me dijo tengo algo mejor que eso. Se llama Raiders of the Lost Ark. (Lucas) Me contó la historia y me comprometí a hacerla en la playa».
De todas maneras, con la inclusión de Steven, aún faltaba sumar un par de eslabones para completar la cadena. Uno de ellos fue Lawrence Kasdan, que fue contratado para que se hiciera cargo del guión; «Cuando empecé, me sentía intimidado, pero me di cuenta de que la razón por la que me habían contratado era que querían a alguien que hiciera todo el trabajo duro, lo pusiera todo junto. Tenían grandes escenografías en mente, pero eso es diferente de un guión», fueron las palabras de Kasdan con Empire en 2008.
Hay que recordar que la película estaba destinada a una cinta de serie B originalmente, mezclando aventuras, fascismo y misticismo, pero durante el proceso de producción se convirtió en algo de mayor envergadura. Según contó el propio Spielberg, hubo un montón de cosas que se salieron del guión». Algunas de ellas, contó, fueron a parar a otras entregas de la saga.
El proyecto estaba encaminado y hacía ilusionar a quienes eran parte del mismo. Veían que lo que estaban creando iba a tener un éxito más que asegurado. A pesar de ello, la película fue rechazada por prácticamente todos los estudios a los que fueron ofrecidos. El motivo de la negativa se basaba principalmente en lo económico, ya que había sido planteado que se necesitaba aproximadamente 20 millones de dólares para costearla.
Además de esto, Lucas había agregado un tema que no era usual, ya que le quitaba a las compañías el habitual control de los números, es decir, de los billetes. Asimismo, el nombre de Spielberg era mal visto para los ejecutivos. El director, que estaría tiempo después al frente de películas históricas como Jurassic Park, venía de dirigir 1941, que fue el mayor fracaso en su carrera.
Sin embargo, Lucas, que mantuvo su proyecto con Spielberg a la cabeza, encontró en Paramount, todo lo que estaba buscando. El estudio, que en esos momentos estaba comenzando a trazar lo que luego sería su camino para convertirse en uno de los mejores del medio, le dió a su creador los derechos de merchandising, con gran parte de las ganancias por alquiler de vídeos y además el contrato incluía la realización de un total de cinco películas.
Con el dinero asegurado, ahora faltaba saber quién le daría vida al personaje principal. El primero en ser elegido para el mismo fue Tom Selleck, quien después de haber sido apalabrado, apurado por la CBS resolvió que su futuro era ser el protagonista de Magnum, P.I. Ante la negativa, Spielberg sugirió el nombre de Harrison Ford, venía de haberle vida a Han Solo, leyó el guión, y dijo que sí. Pero con una condición: que el trato fuera por tres películas. Ford, con su participación marcó, sin duda, un recuerdo que quedó grabado en la mente de cada persona que vio el filme. Fue, además, un antes y un después en su carrera y, tiempo después, llegaron a renovar el vínculo, haciendo que Harrison aún esté presente en la saga, que tendrá, como mínimo, una historia más.
Para acompañar en la trama a Harrison, seleccionaron a la actriz Karen Allen, que si bien era poco conocida, daba el perfil de heroína clásica al estilo que buscaba Spielberg para interpretar a Marion Ravenwood.
El rodaje comenzó el 23 de junio de 1980 en La Rochelle (Francia) y pasó por varias localidades de Túnez, Inglaterra y California (EE.UU.) y finalmente fue estrenada el 12 de junio de 1981. Se convirtió rápidamente en el estreno más taquillero en la historia de Paramount hasta ese momento. Llegó a los 212 millones a nivel mundial, lo que le convirtió en el mayor éxito del año y ganó cuatro de los nueve Óscar a los que fue nominada.
Su éxito provocó la realización de tres secuelas: Indiana Jones y el templo de la perdición (1984), Indiana Jones y la última cruzada (1989) e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), que estuvieron entre las más taquilleras de aquellos años.