Los Juegos Olímpicos, que se disputarán en Tokio, se encuentran a la vuelta de la esquina. De esta manera, emerge un sinfín de curiosidades por ciertos deportes, que no son tan cotidianos en el inconsciente colectivo argentino. Aparece, por ejemplo, el judo, con Paula Pareto como representante argentina a nivel mundial, siendo la primera mujer nacional en ganar un oro olímpico en los Juegos de Río de Janeiro 2016, que acercó a los argentinos a dicho deporte de una forma más emocional. Ahora bien, yendo más a lo fundacional, a la cuna de este arte marcial, hay ciertos aspectos que interesan a la hora de hablar del judo, y un poco de historia no viene nada mal para interiorizarse. Desde la parte motriz, hasta el legado filosófico y de vida.
Kodokan, no es una ciudad de Japón o una simple palabra, claro que no, es la matriz, la esencia de la vida y el principio en el judo. Siendo un poco más explícito: “Lugar donde se enseña a cada uno el camino de su propia vida”, se reza como lema.
El judo, tiene su origen en el Ju-Jitsu como deporte de combate del antiguo Japón. Desde la creación del judo Kodokan, éste eleva al Ju-Jitsu (arte o práctica) hacia el Do (vida o principio).
Instituto Kodokan, sede central del judo.
¿Cómo es que se le ocurrieron las técnicas de combate? ó ¿Por qué se pelea de esa manera?
Antiguamente, en Japón, se utilizaban el arco y las flechas para diversos combates de guerra. El “Kumiuchi” era la lucha que se empleaba en las peleas cuerpo a cuerpo, siendo ésta la base del Ju-Jitsu. La Katana y el Wakizashi (largo y corto, respectivamente), eran sables que se utilizaron durante muchos siglos en estas tierras. Sin embargo, la abolición por decreto del uso de ellos, hizo prescindir de la Katana. Aunque antes de dicho decreto, y en presencia de altos cargos públicos, ya se luchaba sin la mencionada Katana.
Solamente podían utilizar el sable corto, los guardias de la corte y guardianes de la prisión. Acá se establece un quiebre en toda esta situación de defensa y de combate. Había necesidad de defenderse de posibles ataques sin armas, sin otro medio que el cuerpo mismo. Torcer y luxar articulaciones, golpear con las manos, con los puños o el codo, con el pie, el talón o las rodillas, fueron las “armas” que se emplearon a partir de este momento. El enfrentamiento frente a un adversario, comenzaba a teñirse bajo estos mecanismos y, con el correr de los años, se fueron estudiando y perfeccionando estos movimientos.
¿Quién fue el creador?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?. La ciudad de Mikage, cerca de Kobe, vio nacer al profesor, de esta manera se lo conoce, Jigoro Kano en el año 1860, quién a los 11 años y junto con su familia, se traslada a Tokio.
Claro, pero siempre es bueno conocer un poco ese contexto social, que se vivía por mediados del 1800.Tras la irrupción del Gobierno Imperial y la posterior prohibición ya mencionada de los sables, impactó en el Ju-Jitsu, y en otras artes marciales. Sin ir más lejos, diversas escuelas diseminadas por Japón se vieron notablemente afectadas.
¿Cómo hizo Jigoro Kano para que este arte marcial no perdiera protagonismo? En principio el orgullo del profesor, también conocido bajo el título de O-Sensei, no podía ser vencido. Cuando escuchó oír sobre un arte marcial que podía enfrentar a un hombre físicamente inferior a su oponente, como es el Ju-Jitsu, Kano se metió de lleno, y enseguida comenzó a aprender técnicas y movimientos. A partir de allí, es donde emerge la cuna de lo que hoy es el judo.
En 1882, y bajo el nombre de Kodokan, Jigoro fundó una escuela para la enseñanza del nuevo ejercicio. Pese a las infinitas limitaciones, debido a los problemas sociales y económicos, el profesor pudo estudiar con los maestros Fukuda y Masatomo Isao del Tenshín-Shito-Ryu, para luego, crear su propio instituto. En 1877, se completó la fórmula técnica del Judo Kodokan, mientras que la fase espiritual, fue perfeccionada en 1922. La expansión de este arte marcial, trajo la Sociedad Cultural del Kodokan. De aquí parte un poco la base filosófica y de vida, en parte por el Seyroku-Zen-Yo (máxima eficacia en el uso de la fuerza) y Jita-Kyoei (el beneficio y el bienestar mutuo).
Tsunejiro Tomita, Shiro Saigo, Yoshitsugu Yamashita y Sakujiro Yokoyama, son los nombres que aparecen como primeras practicantes en esta disciplina.
Tras la fundación de la escuela Kodokan, como enseñanza del nuevo ejercicio llamado Judo, y su inmediato crecimiento exponencial, ¿había algo más para Jigoro Kano que quedara en el tintero? Sí, que sea considerado un deporte, por lo tanto, tener su participación en los Juegos Olímpicos.
De esta manera en 1930,se celebra el Campeonato Mundial de Judo en Japón, como un dato no menor. Sin embargo, el propósito de que sea un deporte olímpico, tuvo su tiempo de espera. Ya que, en los Juegos celebrados en Tokio en 1964, tuvo su esperada inserción. Varios años antes el profesor había emprendido un viaje por Estados Unidos y Europa, para difundirlo por aquellos países. El círculo final se dio cuando, en los Juegos de Barcelona 1992, fue introducido el judo femenino en dicha competencia.
El Instituto Kodokan, sigue permaneciendo en Tokyo, siendo un edificio de ocho plantas, donde forman a futuros judocas y garantiza un estilo de vida.
Autor: Matías Martinelli, 2° A, Turno Tarde.