Minuto 72. Carlos Tevez recibió la pelota en la puerta del área y con un derechazo fuerte venció las manos de Jorge Broun. La Bombonera explotó. Corrió hasta el alambrado con los dientes apretados, se colgó y festejó con la gente. Besó el pasto de su templo. Boca le ganó 1 a 0 a Gimnasia y gritó campeón de la Superliga 2019/20, dejando a River atrás.
“Fue la mejor ovación. Ver a la gente cómo se abrazaba por ser campeón es lo máximo. Me voy con eso que me llena. No hay cosa más linda», expresó Carlitos, que se despidió de Boca tras tres etapas y casi 20 años después de su debut. Los rumores de un bajón anímico sumado a la tensa relación con la dirigencia le pusieron fin a la relación del club con el ídolo.
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— Boca Juniors (@BocaJrsOficial) June 4, 2021
Sus inicios, el debut, la explosión, la consagración, la venta al exterior, el regreso, la decepción, la vuelta y la reconciliación…
Carlitos, como le decían de pibe en Fuerte Apache, llegó a Boca desde All Boys en la novena división. Morocho, robusto, guapo y con todo el potrero encima, agachaba el lomo, sacaba la lengua y encaraba. De una historia familiar dura, la rompió en inferiores y en las selecciones juveniles. Debutó el 21 de octubre de 2001 con 17 años en la primera de Boca ante Talleres de Córdoba, de la mano de Carlos Bianchi.
El “Apache” tuvo que esperar hasta el año siguiente para tener continuidad, ya con el “Maestro” Tabárez de técnico. Convirtió su primer gol oficial ante Libertad de Paraguay en el primer partido de los cuartos de final de Copa Libertadores. Con la transferencia de Juan Román Riquelme a Barcelona a mediados de año, heredó la camiseta número “10” y el peso de reemplazar al ídolo xeneize.
Con la vuelta de Carlos Bianchi como entrenador en 2003, se dio la explosión futbolística de Tevez. El “Virrey” lo llevó de a poco y Carlitos la rompió en las series finales de la Libertadores, con goles claves como en la final contra Santos para obtener el torneo continental. El 14 de diciembre llegó la gloria máxima: Boca derrotó a Milan en Japón y fue campeón del mundo. Si bien Tevez ingresó en el segundo tiempo porque arrastraba una lesión, fue parte importante de esa conquista histórica.
Con tan sólo 20 años, era la figura del fútbol argentino. Fue medalla de oro en Atenas 2004 con Argentina y goleador. Con Boca, jugó otra final de Libertadores y marcó el gol que le dio la Copa Sudamericana. El “Apache” ganó el Olimpia de Oro 2004, que compartió con Emanuel Ginóbili.
Carlitos fue vendido a Corinthians de Brasil por una cifra récord de 20 millones de dólares. Su venta fue sorpresiva y tal vez, prematura. Mauricio Macri, presidente de Boca Juniors en ese momento, afirmó al respecto en una nota en La Nación del 5 de enero de 2005: “A Tevez lo desbordó la situación”. Con esa transferencia, pudo sacar a toda su familia de Fuerte Apache.
Pasaron 10 años y 7 meses. Cinco clubes y más de 20 títulos. Dos mundiales con la Selección Argentina. El 13 de julio de 2015, Apache volvió a casa en su mejor momento, desechando ofertas de equipos importantes de Europa. 60 mil personas llenaron la Bombonera sólo para verlo a él. “Volví para ganarle a River y ser campeón”, le dijo al pueblo xeneize.
El sueño de ganar la séptima Libertadores se frustró en su primer intento, tras quedar afuera en las semifinales contra IDV de Ecuador. A pesar de tener muy buenas actuaciones en la Superliga 2016/17 y con Boca puntero, llegó el anuncio que decepcionó a todo el Mundo Boca: Tévez se iba al Shanghái Shenua de China por una cifra millonaria.
Luego de un paso sin luces por el fútbol chino, retornó a Boca en silencio a principios de 2018 en lo que sería su tercera etapa. Jugó menos minutos de lo que esperaba y tuvo grandes decepciones en dos finales perdidas contra River. Ya con Riquelme como dirigente y a los 36 años, volvió a verse la mejor versión de aquel pibe que jugaba en el Fuerte, y llegó la reconciliación: Carlitos volvió a ser goleador y figura, y con su gol a Gimnasia en una Bombonera repleta aquel 7 de marzo de 2020, le arrebató la Superliga a River.
Tevez tuvo su revancha. Luego de la muerte de su padre y desgastado por las presiones de ser el emblema de Boca y ganar otra Copa, Carlitos dijo adiós y no quiso gambetear más. Mucho se habló de su relación conflictiva con Riquelme, pero eso quedará en la historia. Con lágrimas, Tevez y Boca se despidieron. “Mi sangre siempre será azul y amarilla”.
Lucas Rocco