Los movimientos antivacunas en la Argentina se definen como grupos que cuestionan la efectividad de las inoculaciones, las rechazan y consideran que son más perjudiciales que beneficiosas para la salud. Estas personas sostienen sus argumentos pese a los relevamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de tres millones de vidas han son salvadas por año gracias a la inmunización. A su vez, el organismo calcula que si se mejora la cobertura de vacunas a nivel global por año, se evitarían otro millón y medio de defunciones.
En nuestro país, los referentes de esta ideología se nuclean en la organización no gubernamental “Médicos por la Verdad”, la filial local de una agrupación nacida en Alemania, que explotó en España y se expandió por Latinoamérica. Esta congregación, ya había tomado notoriedad pública el año pasado y el 24 de mayo organizó una manifestación en la ciudad de Rosario.
Dos miembros del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) charlaron con Pirámide Invertida para expresar su mirada científica con respecto a esta ideología, la seguridad y eficacia de las inoculaciones, la preocupación por la información falsa que se difunde y cómo actúan ellos para confrontar este fenómeno en el contexto de la pandemia de COVID-19.
“Los dichos de los estos grupos son muy variados, algunos completamente insostenibles y disparatados”, manifestó Ezequiel Petrillo, científico del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del Consejo. “Ya hay casi 13 millones de dosis aplicadas en el país y ninguna fatalidad directamente relacionada. Entonces, la seguridad no se debería poner en duda, al menos en el corto y mediano plazo”, agregó.
A su vez, el especialista explicó que los argumentos de estas organizaciones son “inválidos por varios motivos”, pero uno de los principales, es que “se está observando que han caído las internaciones y muertes de adultos mayores (los más vacunados)”.
“La desinformación busca dañar la credibilidad de alguien. En este caso, ese ‘alguien’ es la ciencia. Esto perjudica al método que mejor hemos inventando como humanidad para establecer certezas basadas en evidencias”, opinó María Victoria Ennis, periodista científica y colaboradora de “Ciencia Anti Fake News”, una sección dentro del CONICET que se dedica a luchar contra la información no comprobada. Este área está compuesta por científicos cuyo lema es que “desintegrar mitos también es contribuir en esta pandemia”.
Chinda Brandolino, doctora integrante de “Médicos por la Verdad”, enunció en reiteradas ocasiones que “se está confiando en vacunas contra el coronavirus que necesitaron que las dos cámaras legislativas dictaran una ley por la cual se asegura la confidencialidad” y cuyas fórmulas son un “secreto” para la sociedad.
Con respecto a esto, Petrillo fue contundente. “La información recibida en el contexto de la pandemia permitió la aprobación de urgencia de la Sputnik V por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). La mayoría de la indagación está protegida por temas de propiedad. Tiempo más tarde, parte de los datos fueron publicados en ‘The Lancet’, la prestigiosa revista científica”, sintetizó acerca de la transparencia que se maneja a la hora de verificar los componentes.