En una ceremonia que había quedado pendiente del año pasado, ya que debió ser aplazada por la pandemia, se oficializó el ingreso de Tim Duncan al Naismith Memorial Basketball Hall of Fame, ubicado en la ciudad de Springfield, estado de Masschusetts. Además de él, otros ocho integrantes de la Clase 2020 tuvieron el privilegio de obtener dicho galardón: cinco hombres (Kobe Bryant, Kevin Garnett, Eddie Sutton, Rudy Tomjanovich y Patrick Naumann) y tres mujeres (Tamika Catchings, Kim Mulkey y Barbara Stevens).
Fue una jornada cargada de emotividad, especialmente durante el reconocimiento a la leyenda de Los Angeles Lakers, fallecido en enero de 2020 en un accidente aéreo que conmocionó al mundo y que también se llevó la vida de Gianna, una de sus hijas. Vanessa Bryant, viuda de Kobe, pasó a retirar el premio acompañada de Michael Jordan y dio un sentido discurso que emocionó a todos los allí presentes. «Lo lograste. Ahora estás en el Salón de la Fama. Sos un verdadero campeón, no solo sos un MVP. Sos uno de los mejores de todos los tiempos. Estoy muy orgullosa de vos. Te voy a amar por siempre y para siempre, Kobe Bean Bryant”, concluyó, emocionada.
Luego sí llegó el turno de Tim Duncan. El ala-pivote estadounidense, considerado por muchos especialistas como el mejor de la historia en su posición, no acostumbró durante su carrera (1997-2016, siempre en San Antonio) a dar declaraciones estridentes, sino más bien todo lo contrario, mantuvo un perfil bajo. Sin embargo, en esta oportunidad dejó en claro su anhelo de que Manu Ginóbili y Tony Parker, compañeros en el que fue uno de los mejores tríos en la historia de la NBA (campeones con los “Spurs” en las temporadas 2003, 2005, 2007 y 2014 y finalistas en la 2013), ingresen también al Salón de la Fama.
En medio de un discurso con agradecimientos por aquí y por allá, el dos veces MVP de la NBA (temporadas 2001-02 y 2002-03) se refirió a sus ex-compañeros y hoy amigos: “Mirar a tu izquierda y mirar a tu derecha y tener a los mismos muchachos año tras año es increíble, es una bendición que va mucho más lejos de lo que pueda expresar con palabras. Es un honor haber compartido una cancha con ustedes. Gracias por su amistad, por su hermandad y por todos los recuerdos compartidos. Manu Ginóbili, Tony Parker… no veo la hora de verlos a ustedes acá arriba (en el escenario). Y yo no estar acá arriba (risas)”.
El deseo de Duncan, que es el de todos los argentinos, está sustentado en argumentos sólidos. Tras competir 16 años en la liga más importante de básquetbol del mundo (desde 2002 hasta su retiro en 2018), el escolta surgido en el Andino Sport Club consiguió cuatro anillos de campeón, participó dos veces del Juego de las Estrellas, fue elegido como Mejor Sexto Hombre del Año en la temporada 2007-08 y dos veces integró el Tercer Mejor Quinteto de la NBA, entre otros logros personales y colectivos. Además, fue reconocido como uno de los 100 mejores jugadores de la historia, más específicamente en el puesto 72, por la prestigiosa revista Slam Magazine.
Y aún no mencionamos lo hecho con la selección argentina: campeón olímpico en Atenas 2004, bronce en Beijing 2008, subcampeón mundial en Indianápolis 2002 y dos veces medalla de oro en el Campeonato FIBA Américas (2001 y 2011), además del título en la ya extinta FIBA Diamond Ball 2008. Su extenso palmarés es merecedor de ingresar al olimpo del básquetbol junto a Duncan y muchas otras grandes leyendas, pero hay un procedimiento previo que debe respetarse. Veamos.
En primer lugar, uno de los requisitos para que un ex-jugador puede ser elegible a integrar el Salón de la Fama es que hayan pasado cuatro temporadas desde su retiro. El bahiense dejó de jugar profesionalmente en la temporada 2017-18 al quedar eliminado San Antonio a manos de Golden State Warriors en los cuartos de final de la Conferencia Oeste, razón por la cual habrá que esperar recién hasta el año próximo para saber si será elegido por el jurado.
Una vez transcurrido ese tiempo, deberá superar dos votaciones. La primera es ante el Comité Norteamericano, que está compuesto por nueve integrantes. Se necesitan, al menos, siete votos positivos para avanzar a la segunda y última instancia: el Comité de Honores. Éste está formado por 24 personas (miembros del Salón de la Fama, ejecutivos de franquicias de la NBA y periodistas especializados). Aquí, con 18 o más aprobaciones la inmortalidad queda asegurada.
En total, 167 basquetbolistas ingresaron al Salón de la Fama, de los cuales solamente tres son sudamericanos (Oscar Schmidt, Ubiritan Pereira y Hortencia Marcari, todos ellos brasileños). ¿Podrá Manu sumarse a esta lista y convertirse en el primer argentino en obtener tamaño reconocimiento? El tiempo dirá, pero hay buen pronóstico.
Juan Nicolás Branz