Los torneos internacionales en Europa están llegando a su fin, tanto la Europa League como la Champions League, y no es casualidad que tres de sus cuatro finalistas sean equipos ingleses: Manchester United, Manchester City y Chelsea. Algo similar ya había ocurrido hace dos años cuando las dos finales internacionales fueron netamente definidas por equipos de la Premier League: Chelsea-Arsenal y Liverpool-Tottenham. Indudablemente esto deja en claro que en la rueda cíclica que tiene el fútbol hoy, es la liga inglesa quien predomina sobre el resto.
Si bien Messi, Cristiano Ronaldo, Benzemá o Lewandoski (y Mbappé y Neymar…) vienen punteando la tabla como máximos referentes indiscutidos en sus clubes, sólo son deportistas que cada día les cuesta más romper con un esquema sólido de funcionamiento, desencadenando en apuestas a cómo funcionó ese día. ¿Quién puede discutir a estos referentes?, seguramente pocos, pero los resultados rinden muestras de que no alcanza con un sobresaliente jugador, y eso Inglaterra lo entendió.
Y no, no es una cuestión de casualidad o de fortuna, sino de trabajo y de cómo se juega este deporte desde hace unos años. La pasividad del fútbol español e italiano, la calma con la que se mueve el balón, la lentitud que presenta el ritmo de la mayoría de partidos, poco tiene que ver con el vertiginoso deporte que practican en Inglaterra.
Corren tiempos de renovaciones, cambios generacionales, entregas de postas, y no asoma aquel que siga con los legados de romper esquemas. Bajo ese panorama, la liga inglesa asumió que debía formar futbolistas poli funcionales, invirtiendo dinero en instalaciones deportivas, convocando a futbolistas de experiencia sin renombres pero con aporte técnico, táctico y formando juveniles. Esa competencia deportiva gestó un cambio y tempranamente ya entrega resultados a favor, que se logran visualizar en cada partido de Liga, de FACups, o torneos internacionales.
Por otro lado, se realiza una gran inversión económica para una combinación de entrenadores extranjeros con experiencia y con base de juego asociado, que le dan el plus a ese crecimiento. Estas inversiones también son utilizadas para la conformación de un plantel, pero no solo se trata de equipos con grandes posibilidades económicas sino también de proyectos a largo plazo. Si bien hay excepciones, se intenta respetar los contratos, más allá de los resultados.
Hoy por hoy pocos pueden discutirlo, la mejor liga del mundo es la Premier League. Su representante icónico de este momento es, sin duda, el Manchester City de Guardiola, que con una generosa cantidad de partidos ganados, es el puntero de la liga y finalista de la Champions.
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La calidad en la competencia, con los mejores futbolistas en cuanto a variedad de recursos, adaptándolos como mejores prácticas a los distintos funcionamientos según necesidades, sumado al fuerte trabajo que Inglaterra hizo con los planteles, convierten a esa liga en recompensas, en comparación a torneos como el español y el italiano.
El país considerado por ser quien reglamentó el fútbol en 1863, a través de la Football Association (la primera asociación del fútbol) y se encargaron de repartir el deporte por el mundo, hoy son los encargados de que los amantes del fútbol estén prendidos y atentos. Esto es solo un repaso de algunas de las evidencias que señalan a la Premier League como la guardiana del trono del fútbol. Los fundadores del fútbol se han hecho con su dominio.
Bruno Mariano, Calabrese Marcos, Gaetán César.