¿Cuál es la diferencia más notoria entre el fútbol masculino y el fútbol femenino? Si se recapitula y se realiza una comparación, la única distinción es que dentro de la cancha… juegan varones o juegan mujeres. Nada cambia desde la línea del campo de juego para afuera. Porque todo lo que conforma la periferia de este deporte está guiado por una mirada masculina sin importar las necesidades y cuidados que ameritan para cada uno. Tanto las instituciones, como los dirigentes, el cuerpo técnico y hasta el mismo periodismo, abordan este deporte con una visión carente de perspectiva de género. Sin ir más lejos, ¿por qué no hay entrenadoras mujeres en el fútbol masculino? ¿Y por qué hay entrenadores varones en el fútbol femenino (casi) exclusivamente? ¿Esta sociedad realmente está preparada para respetar y valorar un fútbol sin varones?
La denuncia que elevaron varias jugadoras de la Selección Argentina ante la Comisión de Ética de la FIFA hacia un entrenador actualmente empleado por la AFA, pone en foco todas estas cuestiones. Es necesario que las personas que ocupan puestos jerárquicos en los organismos de fútbol se planteen estos interrogantes y den respuestas acordes a las circunstancias actuales.
Según lo que se informó en el comunicado difundido por el FIFPro, sindicato internacional de futbolistas profesionales, “las futbolistas han aportado evidencia en la que se alega detalladamente cómo el entrenador en cuestión utilizó su posición de poder para intimidar y acosar sexualmente a distintas adolescentes, algunas incluso de 14 años, que se encontraban en la búsqueda de concretar su sueño de convertirse en futbolistas”.
Pero no todo está perdido. Ahora la AFA tiene la posibilidad de llevar a cabo una investigación para determinar la eventual responsabilidad del denunciado. De esta forma, enviaría un fuerte mensaje en contra de la impunidad del acoso en el fútbol. El FIFPro ya solicitó a dicho organismo la inmediata destitución del director técnico de su cargo actual.
Si es el sueño del pibe… por qué no puede ser también el de la piba.