Lo que hace unos días llegaba a los medios como una curiosidad esconde detrás propósitos serios. Que alguna de las hijas menores de Máxima de Holanda -Alexia o Ariane- se convierta en reina de la Argentina podrá sonar para muchos imposible, pero es un proyecto impulsado por el Movimiento Monárquico Argentino (MMA). El MMA fue fundado en el año 1987 por Luis José Carosini, y actualmente es presidido por Mario Santiago Carosini de 58 años, hijo de Luis, quien falleció en 2014.
Esta agrupación tiene grandes vínculos con movimientos similares en Brasil -país que sí tuvo tradición monárquica en casi todo el siglo XIX-, como la Confederación Monárquica de Brasil y el Círculo Monárquico de Rio de Janeiro .
Según Carosini, la monarquía «no tiene corrupción institucional», pero sí tiene corrupción individual que inclusive puede estar a nivel político, aunque «son casos aislados» y no en general. Lo que plantea este mismo es que el país «vuelva a tener políticas a largo plazo» que, según este movimiento, alguna vez tuvo, pero que hoy carece debido a la «inestabilidad republicana».
El presidente ha manifestado a través de la página oficial de Instagram la misión del movimiento: “El objetivo es cambiar el sistema corrupto como el republicano por un sistema honesto y estable como es la monarquía constitucional parlamentaria”.
Además, de las propuestas impulsadas por el MMA es la «separación de Estado y Gobierno,» debido a que el actual sistema «junta al Gobierno y Estado en una sola persona», que es el presidente de la Nación. “El Gobierno tiene una visión de corto plazo, el Estado tiene una visión de largo plazo y esencialmente es una institución de largo plazo, porque representa a la nación jurídicamente organizada. La república institucionaliza el corto plazo, por eso el estado republicano carece de verdaderas políticas a largo plazo. Todo es improvisación, todo es cortoplacismo”, explicó.
Sin embargo, surge la duda de cómo se seleccionaría a un rey o reina. En este caso, propone una monarquía parlamentaria en donde estaría todo controlado por el Parlamento, cuyos miembros si serían elegidos en las urnas y además escogerían al jefe de Gobierno.
Carosini está convencido de que la Argentina sufre una “decadencia institucional”, por eso prepara un proyecto para presentarlo al Parlamento a principios del 2022. Y aunque asume la dificultad de que progrese a corto plazo, ve de cerca “el gran cambio” en donde se producen «las grandes crisis, como en la actualidad».