«Cuando un periodista pierde la credibilidad, lo pierde todo» ó «la credibilidad es como la virginidad, solo se pierde una vez» fueron grandes frases acerca de la profesión que dijeron renombrados periodistas y egresados del Círculo de Periodistas Deportivos, Juan Cortese y Alejandro Fabbri. Las mismas se aplican con perfecta validez al escenario de lo que ha ocurrido el día lunes.
La jornada empezó cuando cerca de las 15 comenzó a trascender la noticia de que Carlos Timoteo Griguol había fallecido. La tristeza era absoluta por la pérdida de un entrenador muy querido y respetado en el fútbol. No obstante aproximadamente 30 minutos la familia del propio Timoteo tuvo que salir a aclarar y desmentir la fake news.
Mediante un tweet por parte de Gabriel Perrone y Víctor Hugo Marchesini, yernos de Griguol, tuvieron que aclarar la situación. «Como portavoz de la familia Griguol queremos desmentir la noticia que está circulando en las redes. Les pedimos a los medios de comunicación, en este momento difícil, que sean respetuosos de la información que brindan», escribió Perrone. Por su parte Marchesini sintió más indignación y enojo por la divulgación de la falsa noticia: «Realmente siento vergüenza ajena. La familia de Timoteo pide un poco de respeto. Timo está muy muy pero muy mal… pero aún no falleció», sostuvo.
Este no fue el único desliz que tuvo el periodismo argentino sino más bien sería la entrada de un menú para el olvido que tendría la profesión el día lunes, debido a que en el programa que conduce Alejandro Fantino llamado «Fantino a la Tarde» (lunes a viernes de 16 a 18 por América), el periodista Luis Ventura aseguró fehacientemente y sin ningún tapujo la muerte del locutor Jorge «Cacho» Fontana. Posteriormente alrededor de las 17, sería el conductor el encargado de negar la información provista por su compañero y comunicar que Fontana sigue con vida.
Antecedentes como este suelen ocurrir en reiteradas ocasiones y aunque parezcan de una magnitud bastante grave, el periodismo suele dar vuelta la página y pasar con otra noticia. Una eventualidad de esta forma de dió en el 2014 en el programa «Este es el Show» donde la panelista Connie Ansaldi tenía información falsa que afirmaba la muerte de la famosa cantante Thalía. Sin embargo en esta ocasión los conductores Paula Chaves y José María Listorti decidieron llevar la «posible noticia» con más cautela y prudencia para no dejarse llevar por la vorágine de dar una primicia. Finalmente minutos después la noticia fue desmentida y la panelista pidió disculpas.
El tercer dolor de cabeza llegó cuando Gustavo López, periodista de ESPN y Radio La Red, tuvo declaraciones calientes sobre el streamer Ibai Llanos por las entrevistas que le hacía a los jugadores Paulo Dybala y Sergio Agüero: «¿Quién es Ibai? A mí que me importa que tenga 6 millones de seguidores en Twitch, a mi antes las notas me las ganaba Niembro, Bonadeo o Closs. Que me las gane Ibai es para que me vaya. Yo hago 23 puntos de rating entre la radio y la tele, y él se la pasa sentado y tiene 6 millones de seguidores», sentenció.
Estas declaraciones llegaron a los oídos del streamer español quién hizo llegar su respuesta: «Gustavo no estéis tan ardido, si Dybala y Agüero no quieren ir a tu programa baja el nivel. Busca un jugador de la tercera división keniata. Déjame tranquilo, por favor», contestó Ibai.
Al día siguiente en el programa de López en ESPN (lunes a viernes de 15 a 17) el conductor, con una idea más conciliadora, le ofreció sus disculpas al español y le aclaró que en la radio realizan un «acting» en el que le retruca a sus compañeros. El streamer las aceptó y le explicó a qué se dedica y cómo obtuvo tal reputación.
El periodismo se fue a la V, de veracidad que se busca. Ha descendido de categoría y la gente desconfía cada vez más de su información y sus fuentes, su rumbo es incierto y si bien salen nuevos talentos todos los días se necesitan muchos periodistas excelsos para reponerse de algo tan demoledor como la «falsa muerte de una persona». El 26 de abril de 2021 quedará como uno de los días más oscuros en la historia del periodismo argentino. Esa mancha no se borra nunca más.
Luciano Dos Santos 2°A-TM