Ellas llegaron por primera vez a la plaza de Mayo un 30 de abril, del año 1977. Eran las madres que buscaban y reclamaban a sus hijos desaparecidos. En plena dictadura militar, y ante la orden policial de no poder circular en grupos, ni permanecer inmóviles, aquellas 14 mujeres decidieron caminar a paso lento, dando la primera vuelta alrededor del monumento de la plaza de mayo.
Pequeños grupos de mujeres se fueron encontrando frente a la catedral, nada se había organizado. Eran todas madres movilizadas por el dolor, que habían perdido a alguien, que buscaban respuestas, y los buscaban a ellos. “La idea era juntarnos con quienes estuvieran buscando a alguien, dio la casualidad que terminamos siendo 14 madres que buscaban a hijos e hijas que habían desaparecido”, recuerda Haydée García Buelas, quien estuvo ese día en la primera ronda.
Aquellos desaparecidos habían sido fruto del régimen antidemocrático que regía en el país, y nadie podría hacer justicia.
Entre esas madres se encontraban Azucena Villaflor, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard, Julia Gard, María Mercedes Gard, Cándida Gard, Delicia González, Pepa García de Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcuschin, Elida E. de Caimi y una joven que no dio su nombre.
La movilizadora de todo este movimiento fue Azucena Villaflor. El 30 de noviembre de 1976, su hijo Néstor De Vicentis, fue secuestrado junto con su novia por las fuerzas armadas y luego desaparecido. “Vos la escuchabas hablar y te dabas cuenta de que sabía cómo hacerlo, sabía cómo hacerse escuchar sin gritar, sabía convencer y sabía escuchar a los demás”, describe Haydée.
Azucena fue secuestrada por la «patota de la ESMA» en diciembre de 1977, para luego ser arrojada al mar, en uno de los «vuelos de la muerte».
Este fue el comienzo del gran movimiento de las madres, que a lo largo de toda la Dictadura Cívico-Militar Argentina estuvo presente. Luego de esta primera marcha, continuaron con su búsqueda, durante todo el periodo militar.
Desde entonces, todos los jueves, continúan llevando adelante sus rondas, con sus pañuelos blancos en la cabeza, y bajo el lema «memoria, verdad y justicia». Siguen marchando en busca de la verdad, pidiendo esclarecer las violaciones de los derechos humanos en aquella época, reclamando la condena para los responsables de aquel genocidio y exigiendo el paradero de todos los desaparecidos por la represión.
Baltasar Delpueche Torga