En semanas de mucha controversia en la Argentina en torno a la presencialidad de las clases, la revista británica British Medical Journal afirmó en una publicación que el cierre prolongado de escuelas implementado en todo el mundo para minimizar la propagación del COVID-19 fue llevado a cabo «con falta de evidencia científica».
La editorial firmada por numerosos científicos sostiene que mantener abiertas las aulas debería ser primordial para no perjudicar el desarrollo de los más chicos, ya que sostienen que no existe un reemplazo para el aprendizaje presencial. Promulgan que la suspensión de los tres niveles educativos se asocia con «daños catastróficos», como la pérdida de aprendizaje y la pérdida de interacción social, entre los principales efectos negativos.
Los datos confirman que los niños no son grandes transmisores del COVID-19 ni tampoco padecen mayormente la enfermedad. Si bien algunos pueden enfermar gravemente, la mayoría de los chicos muestra una respuesta defensiva muy buena ante el virus. Suelen padecer la enfermedad en forma leve o asintomática, según otro estudio publicado en la prestigiosa revista médica, JAMA.
Asimismo, la British Medical Journal señala que los cierres de las escuelas permiten reducir el número de contactos que tienen los menores y pueden disminuir la transmisión del coronavirus. Un estudio de 12 millones de adultos en el Reino Unido no encontró diferencias en el riesgo de muerte por COVID-19 en hogares con o sin chicos. La enseñanza incrementa la exposición de maestros y podrían contagiarse, pero con la evidencia acumulada estos últimos no corren un mayor riesgo de internación o muerte por coronavirus en comparación con otros trabajadores.
El papel de los niños en la transmisión comunitaria aún no está del todo claro y que el cierre de escuelas no ha permitido obtener pruebas sobre la propagación. La editorial concluye en que la pandemia «ha supuesto una transferencia intergeneracional sin precedentes de daños».
A pesar de estas afirmaciones, y tras el nuevo decreto con el que el Gobierno nacional anunció que se suspenden las clases presenciales hasta el 30 de abril en el AMBA, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, dijo: «La Argentina está viviendo el peor momento de la pandemia». Y agregó: “La suspensión de clases presenciales en el AMBA tiene una motivación sanitaria y no se contrapone con ningún otro derecho». Asimismo, insistió con que no se trata del riesgo individual sino del peligro que supone la movilización de las personas que se genera al trasladarse en un espacio con alta circulación viral. Por último, señalo que la estrategia no es que desaparezca el virus, sino de «disminuir la velocidad de contagios» y a la vez la velocidad con la que entran las personas a las terapias intensivas.