Tras el anuncio de nuevas medidas para disminuir la cantidad de casos por la segunda ola de COVD-19, dictados por el presidente Alberto Fernández desde su despacho en la Quinta de Olivos, la gente hizo manifestar su descontento poniendo en el ojo de la tormenta la decisión de suspender las clases presenciales.
Con cacerolas en mano en la vía pública y en los balcones particulares por muchos lugares de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, sobre todo en Olivos, donde se encuentra la residencia del presidente de la República, la gente hizo público su descontento a raíz de las nuevas medidas provocando disturbios en las calles.
La suspensión de las clases presenciales en sus tres niveles educativos a partir del próximo lunes 19 de abril en toda el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), entre otros dichos del presidente, género que la sociedad haya colmado su paciencia. Se retomarán las clases virtuales hasta el 30 del mismo mes.
Sobre la suspensión de las clases presenciales, el Presidente dijo: «La decisión la tomé yo, no la consensué, me hago cargo». En respuesta a esto, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, se reunió ayer con Alberto Fernández para intentar llegar a un acuerdo para que las clases permanezcan en forma presencial, aunque no se llegó a un acuerdo entre ambas partes.