Con la excepción de Irlanda, todos los países de la Unión Europea están abarcados en un acuerdo llamado «Tratado de Schengen», que establece la libre circulación de cualquier persona por el continente, al referirse a un espacio común. Hoy, ese pacto sufre de abuso y aprovechamiento para algo con lo que Europa ha tenido que lidiar durante siglos.
Se trata nada menos que del terrorismo. A principios de mes y finales de octubre, ocurrieron atentados con varios heridos y víctimas fatales en Austria y Francia, que volvieron a encender las alarmas del viejo mundo. Sin embargo, los máximos líderes europeos no callaron ni durmieron sus anhelos por combatir estos ataques extremistas y cobardes, para lograr una vida pacífica y “Unida en la diversidad”, como su lema indica.
Con mensajes de solidaridad hacia los países involucrados, el resto de Europa condenó este accionar de grupos radicales, dejando en claro que la base de las relaciones debe ser la libertad religiosa y de expresión. «Nuestra lucha contra el terrorismo no se dirige contra ninguna creencia religiosa o política, sino contra el extremismo fanático y violento», reza la declaración que conformaron los ministros del Interior de la UE.
La protección y mayor control de los límites será una de las primeras y la más fundamental medida que se tomará, ya que se ha detectado que varios de estos crímenes fueron cometidos por extranjeros a la Unión. Así lo manifestó el ministro alemán, Horst Seehofer: «Hay que optimizar la protección de nuestras fronteras externas, tenemos que saber quién entra y quién sale, tiene que haber más intercambios entre los países sobre esos datos y de los desplazamientos en la UE”.
Hace unos días, el presidente francés volcó los principios de solidaridad, patriotismo continental y unión ante un enemigo común, en su cuenta de Twitter: «Nosotros, los franceses, compartimos la conmoción y el dolor del pueblo austríaco golpeado esta noche por un ataque en el corazón de su capital, Viena. Después de Francia, atacan a un país amigo. Es nuestra Europa. Nuestros enemigos deben saber con quién están tratando. No nos rendiremos».
Luis M. Ordóñez