Hay un lado oscuro en un deporte tan importante en el mundo como el tenis. Su juego puede ser tanto de forma individual o de dos personas en donde algunos lo pueden hacer como un pasatiempo y relajación para salir de la abrumadora rutina. Otros lo realizan como parte de su vida compitiendo y viviendo del mismo, como profesionales. Hay un hecho fundamental que puede afectar a ambos: las lesiones. Aquellas que se encuentran en todos los deportes y son un fastidio para las personas que los practican y comprometen al físico ya que cada actividad tiene su desgaste. Claramente, el tenis no es la excepción.
Lo que hace especial a este juego son las distintas superficies en las que se juega este deporte, que pueden ser de pasto o pasto artificial, cemento o polvo de ladrillo. Un partido no tiene un tiempo de duración ya que se gana al mejor de tres o cinco sets, dependiendo del torneo. Esto mismo exige una serie de movimientos que dan lugar a las lesiones ya que se utiliza el cuerpo completo, con repetición y a alta velocidad si se refiere a aquellos más adaptados al juego, como los profesionales. Además, se emplea una serie de técnicas que si se logran hacer de buena manera, disminuyen las probabilidades de lesión, pero la realidad es que, al tiempo de generar tanto desgaste, el cuerpo se va limitando ya que se va degradando con los años.
Las partes del cuerpo que más sufren el estilo dinámico del juego y tienen mayores chances de lesión son las rodillas, los codos y las muñecas ya que tienen una carga superior con respecto a otros deportes. Respecto de la raqueta, cada tenista tiene la posibilidad de elegir su peso. Sin embargo, los movimientos que se emplean por parte de los codos y muñecas son los que producen las lesiones como “codo de tenista” o epicondilitis, que se dan como resultado de la rigidez y la tensión produciendo microtraumatismos en la parte exterior del codo debido a los golpes de revés o volea. Por su parte, los desgarros musculares que están presentes en la mayoría de los deportes no son la excepción en este ya que en el tenista, al correr de forma repetitiva y sin un buen calentamiento, se da como resultado esta lesión. También están los esguinces de tobillo, que son cotidianos por un mal apoyo del pie y pueden llegar a afectar algo mucho más complicado como los ligamentos laterales que llevan a una larga recuperación.
En los momentos del saque, se pueden producir complicaciones en el hombro debido a que el tenista lo hace de forma reiterada y tratando de generar tensión en el brazo para que la pelota vaya a una alta velocidad, dificultando la devolución de su rival. Este mismo genera contusiones al igual que la tendinitis aquilea, que se genera también en otros deportistas como saltadores, corredores, entre otros y está comprobado que les afecta más a los hombres en un 25% bilateral. Otro tipo de tendinitis es en base a la muñeca que afecta más a los jóvenes con tendones y una musculatura flexible, generándoles microtraumatismos, así como también a las mujeres. Por otro lado, los profesionales que viven bajo una gran tensión por su carrera pueden obtener fracturas de estrés ya que, al tener muchos entrenamientos y una serie de competencias muy importantes, se genera una hipersensibilidad que termina en una fractura de 3 a 8 semanas de rehabilitación.
Estas clases de lesiones no solo les ocurren a aquellos profesionales como Roger Federer, Rafael Nadal u otros, sino que está comprobado que año tras año aumentan las lesiones en todos los tenistas en general debido al severo trabajo, velocidad y fuerza que se emplea últimamente en el deporte para mejorar. Quizá las lesiones son algo cotidianas en los deportes, pero cada vez son más graves ya que en el caso del tenis afectan a los hombros, caderas, rodillas, entre otras, que generan que los tenistas estén muchos meses fuera de las canchas. Esto es un llamado de atención y vuelve sobre la importancia de los entrenamientos, los controles médicos y el conjunto deportivo para la prevención y el cuidado de todos los tenistas.
Luciano Aguirre