El 15 de noviembre se cumplen 3 años de la desaparición del ARA San Juan. Aunque esa palabra se asemeje a algo festivo, es sin dudas uno de los momentos más tristes de la historia argentina. Fueron 44 personas las que zarparon para no volver más. Tantos rumores, preguntas e inquietudes sin resolver son las secuelas del extravío del submarino.
Esa mañana fue la noticia de todo el mundo, la Armada Argentina había perdido contacto con el ARA San Juan. Nada se sabía, y las esperanzas revolvían el cielo celeste. Comenzaron a pasar las horas, los días, las conferencias de prensa del ministro de defensa de la Nación, Oscar Aguad, y de lo único que se hablaba eran de las horas de oxigeno que les quedaban. Llegó la ayuda internacional, decenas de armadas recorriendo el Mar Argentino, miles de artefactos tecnológicos en la búsqueda y muchos contactos por rastrear. Seguían pasando los días y las esperanzas eran en vano, solo se veía la triste imagen de los familiares en el medio de la desesperación: algunos rezando, otros haciendo promesas, hasta ayunas en pedido de una búsqueda efectiva. Nada era suficiente hasta que un día llegó la triste noticia que tampoco trajo muchas certezas. Se confirmó que el día 14 el submarino había sufrido un principio de incendio luego controlado. Sin embargo el día 15 cuando se cortó la comunicación sufrió una implosión que causó el hundimiento del mismo.
Miles de posibles contactos se fueron descartando con el paso del tiempo. Las distintas armadas se fueron retirando y la Argentina seguía en la espera de dar respuestas a las 44 familias. Banderas, carteles, dibujos fueron colgados todos los días en la base naval de Mar del plata, desde donde partió el submarino. Todos los 15 de cada mes había una marcha en pedido de respuestas. Para suplir las mismas el gobierno de Mauricio Macri contrató a la empresa privada de Estados Unidos, Ocean Infinity a través de un concurso público con la condición de que solo le iban a pagar sus servicios si encontraban el submarino en el plazo de un año.
Un año después cuando la empresa había anunciado su retirada y justo un día después del primer aniversario de la desaparición, el 16 de noviembre de 2018 se confirmó que se había encontrado el submarino en uno de los contactos que le había faltado verificar. Ese día si todavía alguien conservaba esperanzas, desaparecieron.
En cuanto a las posibles causas del hundimiento se habló de todo, de un ataque internacional tanto accidental como provocado, de la falta de profesionalismo de la armada, se le echó la culpa a Cristina Kirchner y a Mauricio Macri. Lo que llamó la atención fue que el submarino fue encontrado en el mismo radar de la última comunicación con la armada, aunque a aproximadamente 800 metros de profundidad. Debido al costo que saldría bajar a buscar al submarino es muy probable que esto nunca se haga, aunque si hay una causa abierta.
La noticia estos días fue la declaración del ex comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada y uno de los imputados en la causa por el hundimiento del navío, Enrique López Mazzeo. Este oficial admitió que la armada tenía localizado la posición del submarino 20 días después de su desaparición. López Mazzeo reconoció que el 5 de diciembre de 2017 se conocía la ubicación del submarino, gracias al dato aportado por el buque oceanográfico Cabo de Hornos de la Armada de Chile y que, incluso, se requirió autorización para que Gran Bretaña provea el ROV (robot) para ingresar al cañadón, información que, según sostiene la querella, fue ocultada por miembros del Gobierno y de la Armada.
“Cuando usted vea toda la documentación, se va a dar cuenta de que cuando tuve que firmar el mensaje más doloroso en toda mi carrera que fue el cierre del caso SAR (por la búsqueda y rescate) teníamos detectada la posición del submarino y por eso habíamos coordinado con la Marina Británica el 5 de diciembre (de 2017) el pedido de un vehículo autónomo, porque sabíamos que podía estar únicamente en dos cañadones, que era lo que no podíamos verificar con todos los medios internacionales requeridos”, declaró el ex comandante ante la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia.
Con todas las dudas y la información que se le sigue ocultando a la justicia, se espera la confirmación de la certificación de los dichos del contraalmirante y que la causa siga su curso para poder encontrar la verdad y darle paz a las familias y amigos de los fallecidos, que serán recordados como héroes de nuestra Nación.