En un año atípico donde sucedieron muchas cosas inauditas e impensadas en el mundo, es el deporte una vez más el que se sitúa en la página principal del diario. Específicamente hablamos del rugby: un juego que se caracteriza por la fuerza y el porte físico de los hombres, pero que este año tuvo un cambio que será histórico y magnífico para el deporte en toda la sociedad.
Se trata de la inclusión de Mariángeles Mansilla como dirigente de la URBA. Es un gran premio a la labor que ejerció por el cambio y la transformación del grupo femenino en el rugby. La joven de 27 años transitó una historia particular con el deporte, ya que nunca se imaginó practicarlo ni jugarlo, pero por su hermana menor, Iara Mansilla, llegó al club SITAS, donde entonces eran socias, pero sin participar en ninguna actividad. La muchacha más joven solía hablar y comentar con pasión sobre el rugby, pero sus padres no la dejaban incluirse porque creían que era un deporte para hombres. Pero siendo una fecha especial, donde cumplía 15 años, su hermana mayor le otorgó un regalo: ir al club SITAS para mirar un partido de rugby. Ese día fue extraño, ya que eran pocas jugadoras, y de repente las invitaron a participar del partido, pero Iara no podía jugar, ya que era menor. Si lo pudo hacer Mariángeles, quien desde allí nunca más salió de la cancha de rugby. «Me quedé por el equipo. Por el cariño que recibí de las chicas. No hubo una situación del juego que me haya seducido, sino el espíritu que encontré», comentó la entonces espectadora del juego.
Rápidamente se convirtió en jugadora de SITAS, primero como medio scrum o wing, pero luego encontró su posición de centro. Además, marcó un antes y un después al llegar a ser dirigente de la URBA, ya que es la primera mujer que ocupa el cargo. También, es entrenadora de infantiles en el mismo club que juega, y profesora de Educación Física.
Siendo tan joven, pero marcando el punto de partida hacia la inclusión de las mujeres en el rugby, demostró como el grupo femenino puede practicar y lograr puestos de alto rango en un deporte donde predominan los hombres. En medio del coronavirus, la dirigente pensó cómo seguir transformando y cambiando para que se mejore el deporte y que más mujeres puedan jugar sin ninguna discriminación. «Cuando termine la pandemia tendremos que tratar de retener a la mayor cantidad de jugadoras posibles, porque esto ha perjudicado a todos por igual. Después, claro, vendrá un proceso de continuar e intensificar la búsqueda de más jugadoras y que haya más clubes con mujeres jugando. Pero hay otro desafío muy importante y que tiene que ver con las cuestiones de género; de que en los clubes se cumpla con la Ley Micaela (capacitación obligatoria en género) y de ir terminando con el machismo que hay en el rugby», manifestó. La nueva mandataria de la subcomisión del rugby femenino dejó en claro sus expectativas y las intenciones que tiene para mejorar el deporte.
Además, comentó sobre la función que cumple la televisión como rol de difusión del juego: «No tenemos difusión y eso es lo que más necesitamos. Ni siquiera sale una línea o una mención en la televisión de nuestros resultados. Yo veo que en otros países no es así».
Asimismo, la joven dirigente plantea encontrar la solución para que las mujeres menores de edad también logren competir en el rugby. «Tenemos que encontrar competencia para las chicas de entre 14 y 18 años. Hoy si una llega a esa edad, se tiene que ir a otro deporte», aclaró Mariángeles.
En un deporte que siempre se caracterizó por lograr cambios muy tardes, ya que en 1995 se logró el profesionalismo, mientras que, en el 2016 se volvió a competir en los Juegos Olímpicos tras más de 92 años de ausencia con el pensamiento de que no era necesario para el rugby mezclarse con el negocio. Ahora es un gran paso para dar un cambio histórico que logrará que muchas mujeres se involucren en el juego y permanezcan allí con esperanzas de lograr objetivos grandes.
Lucio San Martín 2°B turno mañana