En 1908 se ordenó la construcción de un puente en el barrio La Boca, para que uniera de forma peatonal y vehicular a la dársena sur y la isla Maciel en Avellaneda, Aunque se trató de llevar a cabo la idea inicial, los dirigentes de ese entonces decidieron que el puente tuviera un tramo con una capsula rodante que se conoce como el sistema Shelzer. Todo esto es una estructura de hierro, que se importó desde Inglaterra. Estas se trasladaron en barco y llegaron al puerto de Buenos Aires para hacerse el ensamblaje.
De esta forma, el 30 de mayo de 1914, el gobierno de Roque Sáenz Peña inauguró el puente con el nombre de “Puente Transbordador Nicolás Avellaneda” en un homenaje al abogado y presidente de la nación que había fallecido en 1885.La Boca siempre ha sido un barrio obrero, y el puente fue de gran impacto a sus alrededores, además de convertirse rápidamente en símbolo de la zona. El barrio tenía unos quince mil obreros que trabajaban en la carbonera, los astilleros, la Usina CATE y el frigorífico ANGLO.
La obra, además de ser muy útil, ahorraba mucho tiempo de viaje y permitía al tranvía también cruzar. Años más tarde el Barrio la Boca fue ganando popularidad y reconocimiento mundial, el transbordador también lo consiguió y se volvió un símbolo, además de ser pintado con los colores de la zona.
El problema vino alrededor de los años 60’, cuando empezó a descuidarse por no hacerle el mantenimiento. De esta forma se decidió ponerlo en desuso. Se llegó al punto en 1994 de ordenarse su desarme, los vecinos de La Boca, conscientes de lo que ya representaba para la zona lo impidieron. Y es que este tipo de puentes fueron un símbolo entre los siglos XIX y XX, según una nota del Diario La Nación, entre estos siglos se construyeron en el mundo 20 puentes similares en zonas marítimas y portuarias. Al 2020 de estos 20 solo quedan 5 y uno de estos es el Nicolás Avellaneda.
Para el año 2011, se decidió que era momento de restaurarlo, pero múltiples demoras, e inconsistencias hicieron que solo hasta el 2020 los trabajos se notaran y se pudiera pensar realmente en volver a usarlo continuamente. En 2017 se habilitó, pero solo hizo 2 viajes en aquel entonces. Además, surgió una iniciativa por parte de la “Fundación por la Boca” para declararlo patrimonio de la humanidad frente a la UNESCO,
Pero en época de pandemia sucedió lo inesperado, se logró terminar la restauración y después de seis décadas entró en funcionamiento nuevamente. El viaje dura un minuto y diez segundos. Además, cuenta con un atractivo para los visitantes, es gratuito.
Sin duda se transformará en una atracción turística para a ciudad, además de ser muy emotivo para las personas mayores que de jóvenes lo usaron, y ahora podrán poder a vivir la experiencia. Además del sinnúmero de jóvenes que conocerán mucho más de la historia de un barrio que se ha levantado de la clase obrera y trabajadora símbolo de la resiliencia.