Al igual que mucha gente, Walter Matthyse anhela con seguir los pasos de su propio padre. Su progenitor, Lucas Matthyse, ha sabido ganar muchas peleas épicas, logró ser campeón del mundo y hasta incluso se le animó a quien es considerado uno de los mejores boxeadores de la historia, como el tailandés Manny Pacquiao. Todo esto debió inspirar gran admiración en su fan número 1, su hijo. Pero la vida y el deporte son complicados y, para entrar al mundo de las bofetadas, Walter tiene una complicada pelea previa contra el coronavirus. Su entrenador y tío, Mario Narvaés, también dio positivo en esta enfermedad.
Dos cosas tiene a su favor: su juventud y el hecho de ser deportista. Son las dos mejores armas para combatir a este virus si alguien resulta contagiado. Con más de 41 millones de casos a lo largo del mundo y con 1,1 millones de víctimas fatales, el covid sí que ha sabido propinarle un buen golpe en la cara a la humanidad. ¿Cuántas veces en la historia se vio que los gobernantes a lo largo y ancho del mundo, prácticamente, les imploren a sus ciudadanos que se queden en sus casas?
¿Y por qué se contagió entonces esta joven promesa del boxeo? Porque tuvo que viajar por motivos deportivos a Brasil, país el cual se sabe de la irresponsable actitud de su presidente (Jair Bolsonaro) ante esta situación de emergencia sanitaria mundial, quien llegó a calificar a este virus como “Uma gripezinha” (“Una gripecita”). Colmo de colmos: él mismo se terminó contagiando. La nación vecina llegó a tener un pico de 69.074 casos en un solo día, allá por junio. Ahora consta de 5,3 millones de positivos y 155 mil muertes.
Va a tener que esperar un poquito más Walter para cumplir su sueño: ser admirado por su padre, de la misma forma que él lo admiró arriba del ring y continúa haciéndolo actualmente. Es que Lucas tuvo una carrera formidable, digna de tener fanáticos tanto dentro como fuera de su círculo familiar. Entrenado por Joel Díaz, y habiéndose retirado hace poco más de dos años (1 de agosto de 2018), muchas de sus peleas quedaron para la historia. Como por ejemplo, aquella ante el excampeón mundial estadounidense Zab Judah, la cual terminó perdiendo por puntos y en decisión dividida. O el combate contra otro norteamericano que también sabe lo que es ser campeón mundial, Devon Alexander, muy polémica porque el argentino dominó completamente y hasta incluso derribó a su rival no una, sino dos veces e igual se la dieron por perdida, también por puntos y en decisión dividida.
En su historial, Matthyse padre tiene victorias espléndidas y derrotas luchadas. Una carrera que cualquiera quisiera tener, un título mundial que no todo boxeador consigue y una técnica a la hora de pelear única y casi que inimitable. Un modelo a seguir para cualquier diamante en bruto boxístico, pero es su hijo Walter el que se anima a recoger el guante (nunca mejor dicho).
Tantos interrogantes plantea esta promesa del deporte nacional: ¿Igualará la línea de su padre? ¿El alumno superará al maestro? ¿Copiará la técnica del papá? ¿Qué diferencias podrían llegar a haber entre la forma de pelear de uno y del otro? Interesantes preguntas, todas y cada una de ellas, pero lamentablemente quedarán sin respuesta un tiempo más. La primera pelea del hijo pródigo de este gran deportista argentino, no será arriba del cuadrilátero propiamente dicho.
Franco Janczewski