El tenis mundial está en movimiento. De a poco la pelotita retomó la actividad bajo estrictos protocolos por la pandemia del coronavirus. Tras Roland Garros, el ranking ATP se actualizó y hay modificaciones: no solo Diego Schwartzman quedó en el puesto 8, sino que existe un dato llamativo sobre las posiciones, que consiste en que del Top 10, cinco jugadores no superan los 24 años de edad: Stefanos Tsitsipas (5°; 22), Daniil Medvedev (6°; 24), Alexander Zverev (7°; 23), Matteo Berrettini (9°; 24) y Andrey Rublev (10°; 22).
Existe un equilibrio marcado con respecto al rendimiento de los tenistas, desmintiendo el mito de que siempre los que llegan a los diez mejores jugadores del mundo son los más experimentados. No es así, para nada. Los números lo marcan. El circuito y sobre todo las épocas, cambian. ¿Por qué? Por varios motivos: el tenis se fue transformando en un deporte mucho más físico que antes, porque en los últimos años la duración promedio de los partidos está aumentando, lo que conlleva a que los cuerpos más frescos (incluyendo la mente, claro) muchas veces son los que hacen la diferencia; las academias y escuelas de tenis en el mundo fueron bajando el mínimo de edad para aceptar chicos y por lo tanto llegan más rápido al profesionalismo si tienen condiciones; los entrenadores estudian cuándo se cansan más rápido los tenistas de mayor edad, porque hay que elegir entre jugar tiros largos o cortos, además de la dirección. Todos estos factores influyen en este deporte.
Cada jugador tiene su metodología de trabajo y entrenamiento junto a su entrenador. También, la superficie influye en algunos casos, debido a que jugar en polvo de ladrillo no es lo mismo que realizarlo en césped o cemento, ya que la pelota pica menos y obliga al rival a tener que casi agacharse para pegarle con la raqueta, lo que tiene como consecuencia más desgaste y hasta fuertes molestias físicas si no se lleva a cabo de forma adecuada.
Es verdad que los tenistas con más edad son conscientes de esto. Forma parte de la experiencia. De hecho, Novak Djokovic y Rafael Nadal, con 33 y 34 años respectivamente, dominan las canchas. Están preparados física y psicológicamente para afrontar largos duelos. Pero es innegable que los jóvenes piden pista y hace rato. Prometen seguir creciendo en el alto nivel del tenis.
Nicolás Panni