Después de siete meses sin competencias, debido a la problemática mundial causada por el coronavirus, volvió el bádminton con el comienzo de uno de los torneos más importantes en el mundo. Se trata del Abierto de Dinamarca, el cual comenzó esta semana y se está disputando en la ciudad de Odense. La vuelta a las competencias trae consigo la necesidad indispensable de un protocolo estricto de sanidad, a fin de llevar a cabo la competencia de la mejor manera posible. Este protocolo tiene como eje central a los jugadores y cuerpos técnicos, que en caso de dar positivo se verán obligados a realizar una cuarentena de dos semanas y serán eliminados del torneo.
Siguiendo esta línea protocolar, los organizadores del torneo determinaron que los partidos contarán con un máximo de 500 espectadores dentro del Odense Sportspark, lugar donde se disputarán los encuentros y a su vez la obligatoriedad para los jugadores de respetar los lugares de entrada y salida especificados por la organización. Por último, se ha decidido que tanto jugadores como cuerpo técnico no tengan contacto alguno con otro miembro que no sea parte de su equipo. De esta manera los distintos equipos que formen parte del torneo saldrán únicamente de las habitaciones sus hoteles para entrenarse y disputar los encuentros correspondientes.
Este torneo, que es el primero que se disputa desde el mes de marzo, será además una carrera clave a la hora de la búsqueda de la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que se llevarán a cabo en junio del año que viene. A partir de esto, los principales candidatos a llevarse el titulo son Anders Antonsen por el lado masculino y la española Carolina Marín, campeona Olímpica, del lado femenino.
El torneo dará a conocer a sus respectivos campeones este domingo 18 de octubre. Por el momento, el protocolo instaura a dado grandes resultados, sin la presencia de ningún caso positivo en estos tres días completos de competencia.
Pedro Occhiuzzi