María José Robles inició un proyecto para que la gente pueda reconocer a personas que sufren del trastorno del espectro autista (TEA). La idea surgió por un hecho que sucedió en Perú, donde un niño que padecía de la enfermedad se escapó de su casa y terminó en un mar, lugar en el cual falleció.
En este hecho se demostró que la gente no ayudó al niño al desconocer su condición, Robles junto a su familia crearon una pulsera de color azul identificadora para Máximo, su hijo.
A partir de esta iniciativa recaudaron fondos y realizaron varias unidades. Al publicar en la web esta idea la madre manifestó: «Un día, subí la propuesta a un sitio web de TEA Azul a nivel mundial, empezaron a llover pedidos de todas partes. Al principio entregamos 2.000 pulseras en la provincia y después a nivel mundial, Chile, España, México y Estados Unidos».
Luego de ver una gran movilización y mucha demanda, Robles y sus allegados presentaron este proyecto para que se reglamente el uso dentro de todo el país ya que hay provincias que no aceptan por el momento esta idea y es importante que el autismo pueda ser visualizado por la sociedad para que la misma pueda dar una mano en caso de que sea necesario.